domingo, 6 de noviembre de 2022

17 VIAJEROS DE LA ETERNIDAD: Thalos, el otro hemisferio de mi conciencia.

 


 Trillones de trillones de años después…

Luego de semanas de muda y lejana compañía con Thalos, tome la decisión. Luego de años podía controlar parte del Thecnetos, no lograba comprenderlo del todo, pero podía usarlo, sabía que sin el Theknos-Herakon la maquina moría. Y acaso por ello cada vez que la usaba sentía que sus hierros deseosos de revivir me invitaban a reemplazar a su guardián, había sido diseñada para funcionar solo con él y con el Emisario, ambos desaparecidos, así que si yo lograba hacerlo funcionar esto significaba 2 cosas:

1.-El Emisario estaba todavía vivo.

2.-La máquina me confundía con el technos-herakon, su personalidad mecánica tomaba control de mí y así el Thecnetos recobraba momentáneamente su homeostasia mecánica. No sé, el Theknos-Herakón fue mi epi-clon, no era difícil remplazarlo y parecía inofensivo hacerlo ya que había muerto. Pero mi semejanza con mi enemigo me perturbaba. Mi enemigo me miraba sombríamente desde dentro de mí.

Así, para poder usar al Thecnetos, jugué a ser Herakón. Las maquinas se comunicaron conmigo y yo con ellas intuitivamente, el Thecnetos estaba diseñado para mí, o lo había diseñado yo para mí, Herakón solo pudo manejarlo dada su semejanza conmigo. Así que preparé una región de sus instalaciones para mi plan con Thalos. Este se concentraba en canibalizar un enorme animal mecánico, casi inmóvil pero aún vivo, aprovechando su concentración me le fui encima y logré reducirlo y aprisionarlo arrancándole una a una las extremidades. Thalos era pequeño pero fuerte, luchó por su vida tenazmente pero pronto logré desarmarlo lo suficiente hasta que no tuvo apéndices con que luchar, pero, aunque en parte desintegrado, luchaba frenéticamente hasta y que llegue a su fuente de energía, el notó que erradicaría su vida y zumbo de terror. Yo empecé a terminar de desarmarlo, ya estaba casi inmóvil y por fin quedó inerte. Con rudimentarias herramientas logré llegar a su centro nervioso y empecé a estudiarlo, era muy distinto al humano o al de las maquinas inteligentes, la evolución no es tacaña en originalidad y complejidad, no me asombro su belleza y diseño orgánico, todo ser vivo es complejo y admirable, incluso este hecho de metal. Al empezar la vida esta empieza a acumular orden y complejidad hasta el infinito, por eso, la ciencia más inconclusa es la biología, pues su objeto estudio es de complejidad infinita, que la mente finita no puede entender. El universo se desordena mientras la vida se ordena más y más, caminan en sentidos inversos, por eso el ser vivo y el mundo son opuestos, la vida es una máquina que viaja al pasado más ordenado y puro del cosmos. El tiempo corre ansioso hasta el absoluto desorden que es el futuro. Por eso vida y cosmos no solo son antagónicos, son enemigos. Y como muchos enemigos, se necesitan...

Solo sentimos ese ilusorio fluir del tiempo porque la vida y el cosmos viajan en sentidos contrarios como dos vehículos que se cruzan, si ambos tuvieran una misma dirección no sentiríamos el tiempo, como las cosas inanimadas, sentiríamos solo la eternidad. Pero la evolución de la raza de Thalos en el interior del Thecnetos había sido más larga que la de los humanos y así, era más complejo que nosotros, pero luego de un afiebrado trabajo logré mi propósito: entenderlo y modificarlo. Ahora tenía un esclavo y acaso un amigo.

Acabado mi trabajo lo reanimé y le devolví sus apéndices. Emitió una serie de chirridos y emisiones caóticas, pero ahora yo las podía comprender perfectamente. Y él hablaba ya mi lengua y pudo, para su sorpresa, comprender la mía.

Vuelto a la vida y sabiéndose a mi merced habló.

—¿Que desea?

—Necesito un guía en este planeta, sé que tú lo conoces.

—Solo conozco el interior, la superficie es extraña para mí. Le soy inútil ¿Por qué realmente me has aprisionado?

Supe que no sería útil, ¿acaso lo había reanimado para no estar solo?

—¿Que busca?

—A alguien.

—¿Por qué lo ayudaré?

—Yo te ayudaré a mantenerse vivo.

—Soy un parásito. No necesito su ayuda para obtener energía.

—Los cadáveres pronto escasearán. Si me ayudas y eres mi esclavo te ayudaré a no morir nunca.

La máquina pareció comprender y acepto.

—¿Me alcanzara la vida para gastarme una eternidad? —dijo irónico y desconfiado.

—Tu servicio será muy largo.

Comprimió sus raras formas mecánicas y logro acabado diversos movimientos complejos meterse entre unas máquinas, y sacar de él el cadáver de un animal mecánico aún vivo.

Con horror vi como lo despedazo buscando un modo de parasitarlo.

—No hace falta eso ya. Tu organismo tiene suficiente sustento que le he inyectado.

—Tampoco a ti te hace falta buscar lo que buscas, pero lo haces —dijo perturbadoramente.

Me aterró su astucia y lucidez. Era obviamente un animal inteligente. Lo dejé profanar espantosamente ese cadáver. Después le conté en términos que entendiera mi origen y mi búsqueda.

       Él, desinteresado, no comentó mi relato, pero día a día escuchó la trama de mi tristeza. Sé ahora que comprendió a la perfección. Ese relato podría llamarse Thecnetos, creo que un día Thalos lo escribió y lo perdió en uno de los muchos mundos que visitamos, no sé para qué o para quien.

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