lunes, 15 de agosto de 2022

12 EPISTEMOLOGÍAS ARTIFICIALES: Todo Sobre n.

 




Un trillón de años antes…

 


Un día más de hambruna y guerra[1]. Hubo ejecuciones colectivas de antiguos funcionarios en el norte de las estaciones antiguas, aunque se rumorea que en realidad era una redada para conseguir combustible para la construcción del Thecnetos. Pestes asolan a la población, confinada a sus supersticiones y confusas costumbres actuales. Una rara economía y sociedad se ha desarrollado para la última generación, tan distinta a la ordenada civilización que antes conquistó el cosmos y ahora muere con él. Yo por mi parte pertenezco una nueva casta surgida estos días. No soy humano, pero tampoco un androide. Soy uno de los niños-juguete. Nacimos casi al mismo tiempo que nació el Thecnetos. Del mismo modo como al inicio del mundo nació la antimateria y la materia, y una se comió a la otra, así nacimos nosotros. Lo más deleznable del cosmos surgió en paralelo al ser más perfecto que existe y al que, aunque nacimos derrotados, hemos jurado destruir o este nos devorará. Mientras, somos entretenimiento o una muleta emocional para gente desesperada. Somos una categoría rara de esclavos, yo por ejemplo sirvo a Ayazx, un monstruo que debo llamar padre, pero podría llamarlo enemigo, mi más perfecto enemigo.

Yo, n, como todos los niños-juguete, como vfogelfit, Elio, Enio o Amaru somos producto de una enclenque industria, una especie de juguetes humanos o personas mascota. La humanidad siempre modificó a los animales o a los androides para que se parecieran lo más posible a sus niños. Pero ya no hay niños de verdad, están prohibidos, por eso somos despectivamente llamados golem. Esos linajes de animales fueron modificados genéticamente de antiguo, generación tras generación para parecerse a la cría del Homo sapiens thecnesies. En nosotros el parecido es completo, pues somos hechos del mismo genoma humano. Cuando fue abolida la reproducción por la nueva trans-meta-corporación, la última humanidad exigió mascotas casi humanas. Los niños estaban prohibidos y nadie sabía cómo hacerlos en un mundo solo de hombres. Con la meta-corporación murió el poder de dar vida. Dada esa demanda del mercado las industrias que fabricaban mascotas compraron a la meta-corporación todos los embriones congelados que guardaban y de ellos nos hicieron. Pero solo los más deteriorados, los casi no humanos. Hay un mínimo de anti-entropía en un ser para que sea considerado vida, cuando la entropía, que otros llaman fealdad, carcome y conforma a un organismo ya no se le considera vida, solo una cosa. Nosotros estamos al borde y no por eso no podemos madurar. Eso fue terminantemente prohibido por Herakón. Por ello la meta-filosofía no nos considera personas, a lo más una categoría de seres inacabados. Humanos en potencia, nunca en acto, por lo tanto y dado nuestro incompleto desarrollo, no somos verdaderamente gente.

Con los años, como sucede con todas las mascotas, nuestros amos se aburren de nosotros, pasamos a ser simples esclavos o somos vendidos a otras parejas de eromenois, la mayoría hemos tenido ya muchos padres que, al poseernos, notan pronto que no éramos eso que deseaban, eso que desea toda vida; una copia de sí misma. Descubren que somos un embuste comercial, una estafa, una muleta necesaria pero odiosa. Los niños de verdad prometían eternidad a los mortales, los prostéticos no. Por eso, pronto nos aborrecen, pero mi padre no lo hizo. Desearía aburrirlo, ya no sueño con que un día me quiera. Algunos niños-juguete son simplemente liberados a su suerte que significa casi siempre la mendicidad o la tragedia. 

Algunos forman colonias o pandillas de niños cimarrones. La policía de la tras-meta-corporación los elimina eventualmente. Me siento hermano con todos ellos.

Pero hay algo que los humanos no saben de nosotros. Y que ocultamos a la perfección. Hay el rumor de que uno de nosotros alcanzo la madurez y nos liberará. Como todo esclavo aprendemos pronto a mentir, a ser ocultar en secreto y es fácil guardar secretos en este mundo de caos. Hay una muda complicidad entre nosotros. Sueños comunes a espaldas de nuestros amos humanos. Sé que en algunos sitios se reúnen niños-juguete, libres y esclavos. Yo no lo puedo afirmar, mi padre es severo y minucioso. Pero comparto con ellos la fe de “N”. Todos nos adherimos en secreto a esa religión. La religión de N. ¿De dónde surgió esta secta, una de las miles que enredan y enferman a la humanidad? La respuesta causal es de la desesperanza, de los anhelos vacíos del hombre. La respuesta factual nadie la sabe. Pero hay un mito que ofrece una explicación a su origen. Pero como todo mito está en términos poco realistas: se rumorea que el creador del Thecnetos dejo un embrión suyo, un ser más perfecto que él mismo y que el mítico Herakón, soberano absoluto o esclavo absoluto de esta última humanidad. Como todos, fue accidentalmente destinado a ser niño-juguete, el mito dice que él sí es capaz de madurar, y que le basta esa condición para ser un dios. Y como estos, es invisible. Dicen que anda en secreto por las estaciones y los planetas artificiales. También se dice que ha huido lejos del control de la trans-meta-corporación. Todos nos consideramos sus hermanos y hemos jurado servirle, incluso con la vida. Y también prometimos destruir al Thecnetos que es su enemigo. Desde nuestra pequeñez soñamos enfrentar a la humanidad, aunque no esperamos vencerla. El único afecto real que tengo, aunque estoy forzado a fingirlo con todos, es hacia N, N es amado por todos, y aunque no lo conocemos, lo esperamos. Por ello elegí para mí el nombre de “n” como muchos hacen, pues ese dios heroico y secreto es de algún modo todos nosotros, aunque seamos solo remedos mortales de su perfección divina y legendaria.

       Otros, una vez que consiguen su libertad lo buscan, pero corta es la vida de los niños-juguete una vez libres…

Llega Ayazx, mi terrible padre, sé que un día me destruirá, por eso no me deja libre, debo callar.



[1] A pesar de la comunidad inter-universal, la tras-meta-corporación se derrumba. Los humanos no quieren sacrificarse a la vida humana hipotética en una máquina y luchan contra el proyecto Thecnetos. Cayeron algunos poderosos zombis Heakantokeinos y la trans-meta-corporación se volvió lejana, pronto germinaron las revueltas, ahora es una corporación clandestina, según algunos, inexistente. La población había decidido vivir su última vida, no puede haber otra, pero un simulacro de continuidad era necesario, así nacieron las pobres instalaciones de la fábrica de niños montadas sobre los antiguos centros de androgénesis.

11 VIAJEROS DE LA ETERNIDAD: Mechanical Ecology

 



En el último planeta…

 

Si, un día el Thecnetos envió con su Emisario una rara carta y esta me hizo olvidar la contingencia de los días y de mi vida, pero también me hizo olvidar quien era. La esperanza en algo con mucho poder. Como dije, he visto el nacimiento de números seres humanos. Acaso ahora soy yo el nuevo Emisario de este Thecnetos naufragado. Todos mis recuerdos de M son conjeturas presentes, imágenes borradas del Emisario, de cosas que ya no ocurren en ningún lado, quizás la conciencia no sea como pensaba antes algo más allá de la 4ta dimensión, sino, algo sin dimensión. Nada. Si el vacío pudiera estar lleno, lo estaría de ti. Nada es más importante que la nada que dejaste. Cosa rara, descubrí que la nada importa más que el ser.

       El Thecnetos, mítico e infinito se está agusanando, lo puedo sentir. En él, nació un día un guerrero, fuerte y sólido. Cálido y bueno, parió además toda una humanidad, pero ahora el Thecnetos está estéril, y no termina de morirse, pero tampoco está vivo. El atardecer final del cosmos siempre está a mis espaldas; un cosmos que ya no importa. La noche pensaba en ti, tu mirada inocente y tus fuertes formas como las de una ladera rocosa, en tu mirada terrible como esas cordilleras filosas que pelean día y noche con las tormentas, en tus ojos estaba todo el salvajismo y belleza de esas tierras heladas, que ningún hombre recorrió. Pero en ellas, dormido y solo moro ahora, habito esa mirada. Debo decirte quien soy y debes saber quién eres, antes de que seas, como el mundo, un pensamiento desvaneciéndose en este extenso horizonte de olvido, que llamamos último planeta. Morir juntos viendo este infinito atardecer es toda la forma de mi esperanza.

10 LA GUERRA CONTRA LOS HUMANOS: Los sueños olvidados son un lugar esperándonos inútilmente.

 


13,8 billones de años después del inicio del universo y dentro de un sueño

 

En un lugar igualmente remoto del pasado, el amnésico eracom sueña, los sueños aun siendo inmateriales son parte del universo real, esta era uno que recurrentemente lo asaltaba:

Cae desde muy alto una lluvia sobre una ciudad de metal, desde hace miles de años. Una figura borrosa por el agua camina hasta un colosal y alto muro, detrás de este, una gran máquina agusanada de hombres esforzándose sin descanso en hacerla funcionar. Pasan los milenios, los hombres caen y son olvidados pero la gran máquina y la lluvia siguen. El alto y monótono muro solo tiene a sus pies una única y pequeña puerta.

De ella sale con dificultad un hombre grande y cansado, eMe. Se une a la primera figura y juntos buscan un lugar resguardado de la incansable lluvia, que lleva una eternidad cayendo. Pero el tiempo para ellos es breve. Ele ha traído algo, pero, a pesar del frío reinante, tibio. Comen en una íntima convivencia. El tiempo corre siempre tan aprisa. Ya Eme se mete de nuevo a la gran máquina. Pero Ele volverá mañana, esos minutos felices ablandan la dureza de los demás minutos, uno a solas del otro. Ni la lluvia eterna, ni el frío casi absoluto del universo girando en rededor pueden borrar la tibieza de esos minutos.

 

eracom despierta desasosegado, una vez más había soñado con esos dos personajes. Y él era uno de ellos.

9 VIAJEROS DE LA ETERNIDAD: El Amor es un hueco que se quiere llenar.

 

 


Trillones de años en el futuro…

 

Ahí, en las alturas multidimencionales, donde yo era el mismo Thecnetos estaba separado de lo que una vez amé y que me hizo volver a nacer. Desde aquel lugar remoto donde no hay tiempo ni espacio regresé. Desde donde solo lo eterno e incorruptible existe, desde la misma belleza y verdad inmaculada caí por ti. Desde las alturas de lo eternamente inmóvil, de eso que solo sus sombras, nosotros, se mueven, devienen, nacen y mueren, rodé y me corrompí, bajé a ser la sombra de la sombra de ese ser que mora en la inmaculada eternidad. Fui arrojado del Thecnetos otra vez al mundo pues la eternidad perfecta estaba vacía de lo que yo amaba. De ti. ¿Y para que te necesitaba? casi no lo sabía, lo recordaré al encontrarte. 

Deje soñando al Thecnetos ya libre de mí. Y fui libre otra vez y este se perdió quizás de sí mismo. Como un barco que surca errante la meta-dimencionalidad del ser, se fue alejando y hundiendo en las alturas meta-dimensionales. No sabía que el sueño del Thecnetos encerraba también una pesadilla. Un mal sueño que yo debía soñar antes de alcanzarte. Emergí trabajosamente a la superficie y luego abandoné las ruinas del Oceanus. Por estos paisajes extremos de soledad, comencé a buscarte, pero nunca olvidé la invitación que la eternidad me hizo en su seno, ser otro L. Ser un dios. Olvidé pronto, la tentación de ser uno con él y ser de algún modo lo que fue mi enemigo: el Thecnos-Herakom, un guardián abstracto del este dios vacío, de esta infinita inteligencia sin mente que llamamos Thecnetos. Y he aquí, no lo sospechaba, que ya han pasado cientos de años y sigo en este lento atardecer del mundo; uno que empezó con un estruendo y ahora se pierde en un susurro. Un susurro que se confunde con los ecos de tu voz en lo lejano de mis recuerdos.

Creí que te alcanzaría inmediatamente. Pero pronto descubrí que buscaba en un laberinto y siempre regresaba, como en un círculo, a mi soledad. Con los siglos se me ha ido desdibujando la esperanza. Las cartas, el amor, ¿Qué eran realmente? De eso ya hace tanto tiempo. También he notado que el Thecnetos se muere bajo mis pies, pero es un ente tan enorme que demorará siglos en morir, no sé si yo muera primero y él quede a solas, o él muera primero y yo cuide su solitaria agonía, sea antes o después con él acabaremos todos, los que fuimos recuerdos abstractos de una humanidad, pasaremos a ser artificial olvido, seremos la nada misma, sin interior ni exterior, sin relación a ninguna cosa, sin ubicación ni duración.

Pero antes de cualquiera de esos desenlaces yo he de encontrarte. Mas no sé cómo lograrlo sino solo andado y andando. El Thecnetos se retuerce en sus interiores, se le abren grietas que forman profundos abismos artificiales entre los desiertos, mostrando los terribles engranajes del mundo. El Oceanus y el desierto se confunden y parten, pero en todas partes está la dura falta de M, que me espera o acaso también me busca. O acaso también me olvida. ¡Por qué el mundo habrá de ser tan grande! En su despedida, el Thecnetos exhibe una noble clama, una estoica indiferencia.

Las formas siempre cambian en este mundo aunque muy lentamente, por lo tanto el ser mismo no tiene forma, estas se pierden pero el ser sigue. Las cosas son solo un incidente de su eterna metamorfosis. Y el Emisario ¿también habrá cambiado? y yo ¿seré reconocido si acaso lo encuentre? O ya es tan distinto y yo tan otro que aun cruzándonos no nos habremos de reconocer. Acaso yo ya desaparecí y solo queda el Thecnetos y yo soy solo uno de sus desvariados sueños informes, buscando y buscando lo que ya no existe.    

Las cosas son el modo en que el ser se presenta en el tiempo, no solo yo caí desde la eternidad para envejecer y morir, también el cosmos fue una vez puro y ordenado y de repente empezó a degenerar[1] y de su lenta muerte, de ese desorden, cada vez mayor que llamamos tiempo surgió la vida, los humanos y este planeta. Como los gusanos nacen de los cadáveres, somos hijos de la muerte del cosmos. Comiendo el desorden de un universo expulsado de un paraíso meta-dimensional perdido, exiliado del multiverso que lo engendró y expulsó, acaso por un grave pecado.

¿Quién soy si ya no soy L?, ¿Quién nació realmente? Si mi molécula germinal era la misma que la de Herakón, ¿acaso no nació él? y acaso, aunque muerto, ¿no podría un día, si me descuido, nacer de nuevo en mí?

No importa, soy, siempre, ausencia de ti.  Y por eso soy yo. Una ausencia que me urge. El amor es pues un hueco que se quiere llenar.

El tiempo, tantas veces diluido, se le escapa al mundo, se escurre por las grietas mismas del ser. Indiferentes, las ruinas y los desiertos me ven buscarte y los últimos susurros de lucidez de mi mente murmuran que me miento a mí mismo. Que en el fondo sé que ya no estas. Que no es posible que estés. Muerto el Thecnetos, muerto el Theknos-Herakón este mundo solo deviene caóticamente, rumbo a cualquier parte. M ya no puede ser un Emisario y debe haber muerto por ello. Pero yo persisto, mi inteligencia persiste y no siente pena por mi inconmensurable frustración. No sé si mi inteligencia es esclava o tirana de mi corazón. Pero a veces no quisiera ser marioneta de ninguna de ellas, y solo deseo deambular sin objetivo, esas veces es cuando más lejos estoy de ti, pero vuelvo pronto a ese ningún lugar que es la esperanza. Los siglos giran sobre sus inertes criaturas, me perforan, secan mis sueños, ahora, cerca de ser completamente lúcido de mi fracaso, solo ando para apresurar el desgaste del mundo. Pero pocas cosas son más duras e indestructibles que la esperanza, por pequeña que esta sea. Y pensar que rechacé la eternidad para buscarte y para salvar a esta humanidad hipotética. Lo haría mil veces, por sentir como sentí antes, esa ternura carnal que los dioses no conocen, por tus ojos, que encerraban un universo o que al cerrarlos, lo negaban. Por eso que juntos formábamos que ya no era ni M ni L, acaso era eso que completo, era más que la suma de dos minúsculos hombres: un infinito dios.

Los primeros años lo sospechaba: M debe haber desaparecido y no queda suficiente tiempo para que nazca de nuevo en esos juegos de azar del Thecnetos, que aún hace nacer de vez en vez hombres, pero ya no los sustenta pues los mekhanes son inservibles. Así he visto y acompañado a los nuevos hijos del Thecnetos nacer y morir en el mismo día. Yo he sido el ángel de esos hombres de un solo día de vida, nacidos sin destino y acompaño su veloz muerte. Algunos escucharon desconcertados la historia del mundo antes de dormir de nuevo. Otros recordaban precariamente haber sido otros. En esas breves horas yo viví para que tengan idea de lo que es el mundo y con ese trabajo yo recordaba también quien era yo y para que había vuelto a nacer. 

Pero después de unos siglos el Thecnetos ya no parió más hombres y me supe otra vez solo. Esta vez completamente solo. Único tripulante de los últimos tramos del tiempo de un universo que se jacto de tener millones de mundos y trillones de años para malgastar y ahora era un pensamiento, una minúscula ausencia lejos ya de lo que una vez fue.

Este unánime atardecer se hace más y más oscuro y el tiempo se hace más delgado y frágil.

Así que esta era la vida eterna, pues también la eternidad llega a su fin. Pero entre la oscuridad cada vez más espesa yo todavía te busco.



[1] El tiempo es aumento de entropía o desorden, por eso podemos coludir que, en su origen, el universo era orden infinito. El bigbag significo entonces el comienzo de la degeneración del universo. Su meta: el desorden total.

jueves, 11 de agosto de 2022

8 LA GUERRA CONTRA LOS HUMANOS: El otro enemigo.

 


Créditos ilustración: Modificación de Gears of Wars.

 

Un trillón de años antes…

 

—Dijo el otro ejecutado que eres un nuevo tipo de enemigo, te veo ordinario —dijo Padre.

—Son una especie ciega. Sus ojos han degenerado, y más su mente, son menos que humanos, ¿Quién los salvara?

—¿Quién eres?

—Soy cualquiera, un hombre como todos, somos más parecidos de lo que cree, es un horror saber que tu enemigo es igual ti ¿verdad? Es un poco ser enemigo de ti mismo. Y en lo profundo, siempre el enemigo somos nosotros mismos ¿Quién más si no nos puede hacer tanto daño?

Padre escupió al suelo y escucho inquieto frunciendo las cejas.

—Puede matarme. La vida no importa realmente para mí. ¿Cuánto tiempo tengo?

—Solo esta tarde.

—Me basta una hora. No quiero más. Me conforta charlar de temas abstractos… Es lo único real.

— ¿Crees en la vida después de la muerte? —preguntó Phratede.

—No. Ni siquiera creo en la vida antes de la muerte.

—¿Crees como los heréticos solo en la vida del individuo?

—Tampoco. Creo en algo mejor. Mejor dicho, más verdadero. No hace falta ni que me ejecuten, tengo en mi cerebro una capsula de veneno, la puedo hacer efectiva a voluntad, una vez termine la charla me suicidaré, y ni siquiera necesito la capsula.

—No habrá tal charla, —dijo Phratede a Padre, el diacono Anthonio ordeno capturarlo, pero una vez inmovilizado llevarlo a la central de dogma y no hablar con él. Debemos impedir también que se suicide.

—¿Porque no usaste tu capsula al ser capturado? —dijo Padre

—Mi misión es hablarle a Ud. vengo a salvarlo de Ud. mismo, pero no permitiré que el diácono Anthonio me escuche, él es el que los pierde. Antes de mi suicido tenía curiosidad de verlo. No exactamente por Ud, que no importa mucho, pero si por su hijo. Por eso esperé. Ud. es no es quien me interroga, sino yo a Ud.

       Padre estaba reventando de cólera, pero se confundió, él no tenía más parientes que Phratede que no era exactamente un pariente sanguíneo. 

—No es humano, déjelo —dijo Phratede hastiado y abrumado.

—No. Ni siquiera soy un ser vivo. Por eso no pueden matarme en estricto senso. Soy un organismo abiótico. Y Uds. son una especie tan degenerada que tampoco son seres vivos. Estamos en los dos extremos opuestos de la vida y enemigos de ella. Por eso la vida es su dios, para esconder cuan vacíos están de ella.

—Mátelo, las órdenes eran no interactuar con él —

dijo Phratede que sabía que Padre si tenía un pariente. ¿Cómo aquel personaje lo sabía también?

—No podemos —dijo Padre.

—Lo haré yo mismo. Al acabar la hora. No pueden ganar la guerra entre otras cosas porque temen a la muerte. No es mi caso, nadie puede vencerme con lo que no temo.

—Salgan todos —dijo Padre.

—Los sacerdotes prohibieron que lo interrogara —dijo Phratede.

—Ellos no pelean esta guerra, déjenme con él.

       Todos salieron, afuera Phratede releyó el informe de estadísticos, sobre una redada en sector norte. Eso podía explicar eso del pariente de Padre. ¿Pero cómo el contra-espía lo supo? Los estadísticos recién lo habían descubierto. Se lo comunicaría después. La familia que Phratede nunca pudo completar con Padre ahora era posible. Dentro, Padre quedo a solas con el prisionero y lo escuchó toda esa tarde. Nadie supo que se dijeron. Solo quedaba callar. No quiso compartir ni con su eromenos todo lo que supo ese día. Solo que era cierto lo que rumoreaban ambos ejércitos: el dios se moría.

Terminada la conversación el prisionero se sentó delante de Padre. Ambos se miraron como unidos por una causa común o la conciencia común de una gran tragedia. Así se supieron mutuamente por varios minutos uno al otro, como dos espejos enfrentados.

Revelada su verdad, el prisionero se acomodó con calma y tranquilidad, como si hiciera algo doméstico e intrascendente. Luego el prisionero hizo un gesto con su mandíbula, cerrando los ojos por el esfuerzo. Había mordido su lengua desde la base, un chorro generoso y rojo broto dejándolo pálido en pocos segundos. Padre lo dejo hacer. La sangre salió de su cuerpo toscamente hasta dejarlo casi vacío. Cambio de color y su cuerpo se paralizó, pero aún sus dedos se movían algo. Luego suavemente su cuerpo se enfrió totalmente. 

Sus últimas palabras, que no comentó a Phratede, habían horrorizado a Padre:

—Su hijo tampoco es un ser vivo…



domingo, 7 de agosto de 2022

7 EPISTEMOLOGÍAS ARTIFICIALES: Herakón en su Laberinto

 



 

Un trillón de años después…

 

Al centro exacto del castillo de metal Herakón yace frustrado frente a su creación. Millones de subordinados obedecen sus precisas ordenes, pero el Thecnetos está creciendo muy lentamente y duerme su sueño de dios sin despertar. No hay señales de que eso cambie y el tiempo se acaba, ya un 80% del universo conocido es inlocalizable. Año tras año, toneladas de energía gastada y no logran que la consciencia del Thecnetos se encienda. Algo falta en su corazón oscuro, algo que no estaba señalado en el manual de L. ¿Acaso así será el futuro?, un universo dormido, sin vida ni conciencia de sí. Solo piedras, energía y espacio. Contra ese destino luchaba esa última generación, ¿Pero si el futuro ya existía? ¿Si en la historia de la eternidad ya estuviera determinado que la humanidad no se salvará? ¿De que valía esforzarse? Pero no tenía sentido. No hay destino porque no hay futuro, solo hay presente pensaba Herakón. Y el futuro no es más que un presente esperado, soñado. Pero si no encontraba una salida pronto no habría humanidad. Pero al crecer, el Thecnetos se convertía en un monstruo quimérico cada vez más difícil de entender y siempre inútil.

       Ya los servidores se han ido. Recorriendo los recovecos solitarios del Thecnetos, pasea Herakón como por el mismo cuerpo hueco del silencio, los metálicos ecos de sus pasos retumban en el vacío y antes de extinguirse se meten por las esquinas de aquella máquina que contiene las ideas escondidas de aquel minúsculo Thaumasios muerto, de aquel desgarrado técnico: L, y en ellas, camuflado y en guardia, un secreto que no puede descubrir el oscuro Thaumasios. L ha muerto, sí, pero vive en cada parte de su diseño, como una semilla que no germinará nunca, o acaso esta ya seca dentro del gigantesco artefacto construido por la trans-meta-corporación, pero L también vive en Herakón, pues un pedazo de su mente confusa se metió quirúrgicamente en la mente del Thaumasios.

Si acaso despertaba, en el corazón del Thecnetos debía crecer un día un horizonte de sucesos[1], L había dejado instrucciones sobre cómo construirlo, pero faltaba una clave, un código, pero Herakón no sabía de qué se trataba, pero su mente buscaba, en sí misma. Debía buscar en esa parte de L que fue inyectada en él, pero no quería dejar de ser él examinándola. Mientras, la máquina alzaba su arquitectónica terrible y colosal dentro del castillo de metal.

En cierto punto de su construcción el Thecnetos se mostró totalmente ingobernable e independiente. Herakón descubrió que desarrollaba regiones de dinámica propia y tomaba decisiones diferentes a sus primeros propósitos, estas emitían órdenes y desordenan lo construido, reformándolo y haciéndolo aún más difícil de entender. Los técnicos habían descubierto ideas mecánicas, como sueños artificiales que lo recorrían, como las cavilaciones amorfas e inconscientes de un hombre en estado de coma. No sabía si un día llegaría a funcionar. Sin embargo, algunos poderes inéditos de la maquina habían mostrado asombrosas capacidades y se había logrado, si no controlar, sí usar. La más notable capacidad del Thecnetos era poder ver el pasado y predecir sin errores el futuro. No era raro, ese es el núcleo más íntimo del Thecnetos y el que lo vinculaba a su naturaleza trans-dimensional, aquella que no está aprisionada por el devenir del tiempo, ni está en el mero presente, un pedazo de eternidad conformaba su corazón dormido, un hilo que lo unía y hundía con el multiverso invisible, del que todos somos sombras. Pero no era magia, simplemente el Thecnetos podía remontar las causas numerosísimas y ver el pasado y los efectos del futuro.

Pero esto era contradictorio, ¿Acaso el futuro no es incierto? —pensaba Herakón —. Lo que pasa con las cosas se debe a lo que sus partículas elementales hacen, y ¡el destino de una partícula es incierto![2] Eso se debía al colapso de la función de onda de una partícula. Una partícula colapsa, es decir aparece en una ubicación particular al ser observada. Antes de colapsar una partícula “está” en todas partes, una vez colapsada, aparece en un lugar preciso pero incierto, antes no está en ningún lugar o está en todos, el caso es que, no se puede saber dónde aparecerá, hay infinitas posibilidades, por lo tanto, hay infinitos futuros posibles para esa partícula. Siendo así para la parte lo debe ser para el todo. Por eso no puede predecirse el futuro, pero el Thecnetos sí lo hacía, elementales experimentos ya lo habían corroborado. Pero ¡Era absurdo! Cada posible lugar adonde aparezca una partícula determina un futuro diferente, hay infinitos futuros posibles como explica bien el viejo mito del Jardín de sederos que se bifurcan[3], ¿Cómo podía el Thecnetos entonces ver el futuro como uno solo? ¿Acaso el futuro no era uno de millones posibles?

¿Acaso esta máquina solo ve uno de los múltiples futuros? si es así es ciega. ¿O acaso el mismo Thecnetos hacía colapsar la función de onda en una dirección determinada, determinando así nuestro futuro?, o sea esta máquina ve el futuro que el mismo establece, nos traza un destino. ¡Lo elije!

       Herakón se confundía... Pero finalmente encontró una explicación simple, pero difícil de afrontar: acaso este no era el presente sino el pasado de otra época. El pasado si es solo de un modo e inmóvil y tiene un destino preciso.

así que estoy en el pasado… —pensó Herakón con cierta tristeza. Era como estar al otro lado de un espejo. Era ser menos real, pues solo el presente es de verdad algo.

La tentación de ver el futuro surgió en el viejo Thaumasios, ¿Podrá despertar el dios mecánico? ¿Podrá la humanidad sobrevivir? Una exploración secreta a lo que aguarda lo lleva a descubrir un terrible peligro, que ayer ignoraba.

Por el cableado que une al oscuro Thaumasios con la eternidad de la que pende el Thecnetos, Herakón se entera de una verdad triste y fatídica… M y L habían engendrado un hijo, N, este había sido destinado a destruirse al prohibirse la reproducción. Pero este embrión de M y L se había salvado de algún modo. Aún más, calculando el futuro el Thecnetos le informo a Herakón que N estaba vivo y que pronto lo mataría. No había escapatoria. Pues solo hay un futuro.

Herakón supo que su muerte empezaba ese día. Él moriría antes de que el Thecnetos despertara, y antes de que la humanidad muriera. También supo que él, que aborrecía la vida ahora temía perderla. ¿Por qué? acaso eso era síntoma de que no era del todo él, L contaminaba su mente. Parte de su mente se le había inyectado, no solo tenía su mente, en parte era él.  Y había participado sin saberlo de la asquerosa lógica de la vida, pues este N era también algo engendrado por una parte suya, la única. Era urgente para el Thaumasios destruirlo, pero ¿dónde estaba?



[1] El horizonte de sucesos es una superficie imaginaria que rodea a un agujero negro. Ninguna cosa dentro de él, puede escapar. No existe modo de observar el interior del horizonte de sucesos, ni de transmitir información hacia el exterior.

 

 

[2] Principio de incertidumbre de Heisenberg.

[3] Mito apócrifo no contenido en la anomalía 234532rwn534k.



6 LA GUERRA CONTRA LOS HUMANOS: La genética de dios.

 


 


Un trillón de años antes, 13.8 billones de años luego del origen del ser…

Un año más de la subterránea guerra, por unos escombros aparece eracom, (el más remoto ancestro de n), no sabe hablar, ni de dónde viene. Los que sí hablan usan solo pocas palabras. El idioma sirve básicamente para callar.

—Me rodea el absurdo —piensa— nadie en esta ciudad sabe que es de verdad el mundo, pero ahora sé que no siempre fue así. ¡Somos una especie degenerada!

Estas criaturas subterráneas del planeta Tierha acaso se habrían matado entre ellas si no hubieran sido atacadas por un oscuro enemigo, ahora este actuaba en la oscuridad, infiltrados en la misma ciudad, eran acaso emisarios de alguna raza extraterrestre o el primer boceto de una nueva forma de conciencia. El silencio y la invisibilidad eran el arma de ese enemigo. 

La ciudad eran varios núcleos subterráneos comunicados por angostos túneles. Los más estaban bloqueados y en cualquier momento estallaban, lo que precedía siempre a una pequeña invasión local, si no, los heréticos trataban siempre de incomunicar la ciudad. Se escucha permanentemente como sus viejas máquinas perforaban o taponan desde el otro lado.

       ¿La superficie? Nadie la ha visto e incluso algunos conjeturan que no existe y que es ociosa metafísica hablar de ella. Tengo un vano recuerdo que nunca termina de materializarse de que estuve una vez ahí o acaso es un sueño. Uno de esos raros sueños. En todo caso todo movimiento por una ley no escrita es horizontal, solo se sube o baja por escaleras siempre truncas de edificios huecos, pero no son nunca más que 3 o 4 pisos que es grosor de nuestro mundo profundo.

 

Los humanos son por lo general tontos o fingen serlo, silenciosos, no hay un solo hombre íntegro, caminan como hipnotizados, lentos, como si estuvieran a oscuras y fingen no ver a los demás, la luz es tan escasa además. Todos son errantes, nómades que se refugian hoy en una zona de Limma y luego deben emigrar a otra para salvarse. Lo intolerable es que hay zonas muy calientes y hay que aguantar sudando en esos sitios, otros son nebulosos y la humedad se condensa en las paredes creando hilos de agua sucia. Los hombres se miran y a veces se tocan impúdicamente, pero nunca se hablan. Casi no hay nada que decir… Si hay vida inteligente en el universo, no somos nosotros.

Viejas plantas construidas hace milenios, y que nadie entiende, funcionan proporcionando energía para sintetizar lo mínimamente necesario. De vez en vez se apaga alguna, para siempre, es a causa del sabotaje herético, y entonces hay que vivir con menos y vivir menos. De ahí parte el egoísmo tan exacerbado, tanto de los poderosos como del pueblo llano. No son muchas tampoco. Algún día lejano se apagará la última y será el fin. Nadie sabe quién o como las construyó. Se dice que hay instrucciones de como repararlas. Pero eso está prohibido. Hay en las destrozadas ruinas del centro pedazos de libros, libros que hablan sobre esas plantas de energía y otras cosas. Algunos han intentado descifrar esos manuales, pero pronto esos textos son confiscados por la policía del dogma y no es raro que los investigadores desaparezcan, sin violencia e invisiblemente un día cualquiera. El pueblo rumorea que hay bibliotecas enteras secuestradas y acaso sometidas a tortura. Ellas podrían salvar a la humanidad de la cercana extinción, pero nadie puede leerlas. El dios, es decir la vida, es omnisciente, pero sus siervos debemos ser ignorantes, querer conocer implica ya una herejía, también querer vivir más de los usual que son unos 30 años, por eso está prohibida toda medicina, pero el dios es eterno, es decir, inmortal, pues dicen nace de todos nosotros, hacemos al dios día a día, de nuestra conducta depende su existir, morimos pero si hemos vivido según las leyes ortodoxas el continuara, es inmortal, pues desde que apareció en la remota Thierra, cuando había superficie habitable no deja de renacer, en cada cosa que nace. El dios ha cambiado de forma, pero nunca de esencia, no se ha extinguido y un día se hará inmortal, aunque ya no quede ninguno de nosotros. Y durará más que el universo mismo.

       Y yo, eracom, soy un simple errante, un explorador de la memoria, somos considerados inofensivos extravagantes y se nos permiten errados escrutinios de viejos textos, pero no se puede pasar de 2 o 3 páginas, muchas de nuestras tesis más famosas corresponden a 1 o 2 párrafos, casi siempre malinterpretados, esta tarea es entretenimiento de neuróticos y obsesivos. Hay un mercado negro de aquellas reliquias, una mafia imposible de controlar por las centrales de dogma, pero siempre es vigilada por la doctrina del dios. También hay un secreto comercio de pobres maquinas reparadas ilegalmente. Ya se sabe, un conocer lleva siempre a un hacer, y nosotros, los de la secta de la memoria, somos los únicos que conocemos algo en esta humanidad amnésica.

       Toneladas de roca muerta aplastan la ciudad de Limma y la ha rodeado de una campana de silencio que la petrifica. Yo solo quiero recobrar la memoria, saber mi origen, mi nombre verdadero, no me interesan las doctrinas del dios herético ni del ortodoxo, dudo de ellas. Insatisfecho siempre, busco no solo mi memoria sino la memoria de la humanidad, que tampoco sabe de dónde vino. Incluso las teorías sobre el origen de la otra especie son solo conjeturas.

Solo estoy seguro de mis sueños, pero en ellos parezco ser otra persona… Y no estar solo.

En mis primeras investigaciones deduje que hace siglos la gente con una razón para vivir había abandonado la ciudad luego del desmoronamiento de los estados y las organizaciones sociales, una especie de peste de irracionalidad cada vez más tosca hizo surgir los dos gobiernos bio-teocráticos que inmediatamente empezaron a matarse.

La población local que huyo fue atrapada y ejecutada en las fronteras lejanas por los fusiles de la doctrina herética. Ellos no creen que un dios hecho de multitud de mortalidades sea inmortal, “100 platas no hacen un oro” dice uno de sus impíos aforismos, tampoco creen en nuestra doctrina de que el dios es perfecto por la misma razón, ignoran que a diferencia de las cosas inertes que acumulan entropía y caos, los seres vivos se hacen cada vez más y más anti-entrópicos, o sea perfectos, y que en un tiempo infinito el dios se volverá perfecto absolutamente, la entropía aumenta en todo menos en los seres vivos, en ellos se reduce y reduce, en un tiempo infinito de evolución infinita quedará un ser cuya perfección será total.

Yo acaso no tenía nadie a quien perder, ni sabía si pertenecía a la nación herética o a la doctrina ortodoxa del dios y solo me dedicaba a buscar por las ruinas retazos y pobres objetos arqueológicos de aquello que me permitiría volver a saber quién era. Y así fui descubriendo en secreto la historia del mundo pasado. De esa humanidad miles de veces superior a la nuestra, ahí supe que la vida humana no progresa, no evoluciona, parece más bien declinar siglo a siglo, lo que debe llevar a la muerte del dios un día, contra lo que cree nuestra doctrina ortodoxa, pero nada lograba ubicar sobre mí mismo. Ahora solo quedan por todos lados los locos, los tontos, los enajenados, los que no hace falta matar. Los heréticos no perdonaban a los normales, yo fui considerado también un idiota y por ello sobreviví. Solo quedan los que no comprenden que pasó con el mundo…

       Extraviado como ellos, el púber eracom oculta su inmisericorde lucidez.

       La vida, como el agua de un río, tiene curso, pero no sentido —piensa.

5 EPISTEMOLOGÍAS ARTIFICIALES: Golem

 


 

Un trillón de años después…

 

Murió L y nació el Thecnetos. En ese momento se prohibió la reproducción artificial, la única posible, y se ordenó que los humanos que no habían alcanzado la madurez se eliminaran: los niños y los recién nacidos. Poco tiempo después empezó lo de los niños juguete.

Sobre las abandonadas instalaciones de un centro de androgénesis se levanta una industria nueva y pobre. Un solo obrero, el gnomon, la administra para sus lejanos dueños. Dentro de una destartalada máquina una serie de cuerpos sin vida flotan, entre ellos un embrión particular. La industria compró los últimos lotes de embriones de desperdicio a los ya desmantelados centros de androgénesis. Tuvieron que buscar en lo muy remoto luego del infanticidio, pero no para hacer humanos, eso estaba prohibido. El tosco y fornido obrero manipula las máquinas para transfórmalos en juguetes. La primera tarea era buscar los mejores y reparar lo más posible los defectuosos, que eran la mayoría. El obrero se niega a eliminar incluso a los más imperfectos o perdería su miserable ganancia, pero algunos ya están demasiado descompuestos y debe destruirlos. Uno de los condenados es aquel embrión, pero a pesar de su imperfección, el genoma de esa célula anómala se defendió y logró embaucar a la máquina, anhelaba acaso estar pronto cerca a sus progenitores, sin saber que ya no existían en ningún lugar, y es escogida entre las que vivirán a pesar de su deterioro. Varios genes son apagados irreversiblemente en esos embriones para qué no lleguen nunca a ser adultos, es decir humanos, con un juego bioquímico solo comprendido por esa herramienta de metal, mientras el osco gnomon ignora la sutil ciencia que se lleva a cabo tan cerca de él, ignorante de que juega con la vida. Millones de biomoléculas se forman artificialmente y se juntan en ácidos nucleicos, lípidos, hormonas, proteínas, enzimas, y otras bio-moléculas artificiales. Van parchando defectos y neutralizando genes de desarrollo, miríadas de programas y funciones despiertan, forman ahora una comunidad de reacciones químicas en simbiosis que crece entre el orden. Apiñados en ese útero artificial múltiple, ojos, dedos, huesos, tendones, músculos empiezan a moverse, un sistema circulatorio y las neuronas se multiplican, obedeciendo un dominó químico. El embrión imperfecto a pesar de haberse salvado de la primera eliminación se desarrolla mal y más lento que los demás, aun así, varias de las proteínas que segrega logran camuflar su imperfección y sobrevive a la implacable eugenesia mecánica, su imperfección se remediara al alcanzar a sus padres. Todo ocurre dentro de un viscoso y gelatinoso útero de hierro, la inerte materia se asocia a las primeras formas de sensación inmaterial, los primeros eventos de física fractal en los pequeños cerebros comienzan a hacerlos sentir y a pensar en las oscuridades casi heladas de esos ruidosos úteros metálicos. Así, en unos días se forma un lote listo para respirar aire. Pequeño y amarillento el no-nato errado sobrevive entre los demás embriones juguetes, solo queda esperar. El lote es pobre y se venderá barato. El obrero apaga aquella máquina-viva matándola sin que esta pueda evitarlo o defenderse. Aquellos no-natos permanecen un tiempo más congelados dentro de esa maquinaria sin bondad, a la espera de la venta y la larga cadena de intermediarios.

Las parejas de eromenois compran esos niños-juguetes que se venderán según su calidad. Prohibida la reproducción por la trans-meta-corporación los humanos crían las mascotas más perfectas. En los orfanatos de engorde crecerán rápidamente y en unas semanas parecerán niños de unos 8 años y listos para la venta final. Tienen genomas humanos, pero no hay razón para pensar que tengan alma, por ello son considerados golem[1]. Dado la poca calidad de este lote el precio lo podrá pagar cualquiera.



[1] De la palabra "guélem" (גלם, gélem), 'materia'. Un golem es un ser animado fabricado a partir de materia inanimada, en la literatura talmúdica para referirse a una sustancia embrionaria o incompleta.