domingo, 7 de agosto de 2022

5 EPISTEMOLOGÍAS ARTIFICIALES: Golem

 


 

Un trillón de años después…

 

Murió L y nació el Thecnetos. En ese momento se prohibió la reproducción artificial, la única posible, y se ordenó que los humanos que no habían alcanzado la madurez se eliminaran: los niños y los recién nacidos. Poco tiempo después empezó lo de los niños juguete.

Sobre las abandonadas instalaciones de un centro de androgénesis se levanta una industria nueva y pobre. Un solo obrero, el gnomon, la administra para sus lejanos dueños. Dentro de una destartalada máquina una serie de cuerpos sin vida flotan, entre ellos un embrión particular. La industria compró los últimos lotes de embriones de desperdicio a los ya desmantelados centros de androgénesis. Tuvieron que buscar en lo muy remoto luego del infanticidio, pero no para hacer humanos, eso estaba prohibido. El tosco y fornido obrero manipula las máquinas para transfórmalos en juguetes. La primera tarea era buscar los mejores y reparar lo más posible los defectuosos, que eran la mayoría. El obrero se niega a eliminar incluso a los más imperfectos o perdería su miserable ganancia, pero algunos ya están demasiado descompuestos y debe destruirlos. Uno de los condenados es aquel embrión, pero a pesar de su imperfección, el genoma de esa célula anómala se defendió y logró embaucar a la máquina, anhelaba acaso estar pronto cerca a sus progenitores, sin saber que ya no existían en ningún lugar, y es escogida entre las que vivirán a pesar de su deterioro. Varios genes son apagados irreversiblemente en esos embriones para qué no lleguen nunca a ser adultos, es decir humanos, con un juego bioquímico solo comprendido por esa herramienta de metal, mientras el osco gnomon ignora la sutil ciencia que se lleva a cabo tan cerca de él, ignorante de que juega con la vida. Millones de biomoléculas se forman artificialmente y se juntan en ácidos nucleicos, lípidos, hormonas, proteínas, enzimas, y otras bio-moléculas artificiales. Van parchando defectos y neutralizando genes de desarrollo, miríadas de programas y funciones despiertan, forman ahora una comunidad de reacciones químicas en simbiosis que crece entre el orden. Apiñados en ese útero artificial múltiple, ojos, dedos, huesos, tendones, músculos empiezan a moverse, un sistema circulatorio y las neuronas se multiplican, obedeciendo un dominó químico. El embrión imperfecto a pesar de haberse salvado de la primera eliminación se desarrolla mal y más lento que los demás, aun así, varias de las proteínas que segrega logran camuflar su imperfección y sobrevive a la implacable eugenesia mecánica, su imperfección se remediara al alcanzar a sus padres. Todo ocurre dentro de un viscoso y gelatinoso útero de hierro, la inerte materia se asocia a las primeras formas de sensación inmaterial, los primeros eventos de física fractal en los pequeños cerebros comienzan a hacerlos sentir y a pensar en las oscuridades casi heladas de esos ruidosos úteros metálicos. Así, en unos días se forma un lote listo para respirar aire. Pequeño y amarillento el no-nato errado sobrevive entre los demás embriones juguetes, solo queda esperar. El lote es pobre y se venderá barato. El obrero apaga aquella máquina-viva matándola sin que esta pueda evitarlo o defenderse. Aquellos no-natos permanecen un tiempo más congelados dentro de esa maquinaria sin bondad, a la espera de la venta y la larga cadena de intermediarios.

Las parejas de eromenois compran esos niños-juguetes que se venderán según su calidad. Prohibida la reproducción por la trans-meta-corporación los humanos crían las mascotas más perfectas. En los orfanatos de engorde crecerán rápidamente y en unas semanas parecerán niños de unos 8 años y listos para la venta final. Tienen genomas humanos, pero no hay razón para pensar que tengan alma, por ello son considerados golem[1]. Dado la poca calidad de este lote el precio lo podrá pagar cualquiera.



[1] De la palabra "guélem" (גלם, gélem), 'materia'. Un golem es un ser animado fabricado a partir de materia inanimada, en la literatura talmúdica para referirse a una sustancia embrionaria o incompleta.




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