viernes, 10 de febrero de 2023

30 VIAJEROS DE LA ETERNIDAD

 



Un trillón de trillones de años después…

Él lo había buscado por una eternidad y M lo había desahuciado. Él dejó la eternidad para esto… Una pena más grande que ese universo hueco le dolió, recordó que una vez renacido había caído al mundo por M pudiendo haber sido uno con el Thecnetos y que había prometido a ese insecto, Thalos su inmortalidad a cambio de que lo ayudara a encontrarlo. Por ese trato, el día que encontrara a M, L empezaría a morir. ¿Se había equivocado? Debía volver atrás. ¿Era posible que un amor tan extremo no fuera correspondido? ¿Era posible que tanto sufrimiento no valiera nada? había calculado infaliblemente todo, pero solo había fallado al calcular a M, no sabía si tuvieron éxito, pero sí que les aterró perder su vida, dejándonos abandonados en este universo.

¿Él habría hecho lo mismo? sin duda no, desde que L se conectó a esa mente universal que diseño al Thecnetos, busco salvar a M, incluso cuando moría atravesado de cables.

Pero ahora que sabía la verdad ¿haría lo mismo? ¿Volvería a sacrificarse? Ahora era el momento de detenerse. Acaso podría volver a ser uno con el Thecnetos. Y ser el primer L, tratar a la vida y al amor como a una enfermedad voluptuosa en una especie primitiva. Pero M… M, recordó, mejor dicho, sintió el infinito amor que todavía le tenía, un amor que había durado trillones y trillones de años y acaso... por fin terminaría.

No solo su amor era excepcional, él también lo era, merecía la eternidad del Thecnetos no arrastrase por las épocas buscando a un simple ser humano. Era una injusticia la tiranía de lo inferior sobre lo superior. Toda esa tarde no quiso buscar más.

Fue ahí que la mente del Theknos-Herakón volvió a la vida por primera vez dentro del cerebro de L y llenó de odio y frialdad sus ojos.

Antes de morir el Theknos-Herakon había ideado un modo de volver a nacer, de hecho, ya había nacido su cuerpo en L, pues este tenía su misma molécula germinal, ahora debía sustituir su alma por la suya, ahí volvería a vivir, solo debía matar la mente de L poco a poco y sustituirla por la suya. Y ya daba su primer paso con éxito. 

A su lado, Thalos miraba a L sin poder reconocerlo del todo.

29 EPISTEMOLOGÍAS ARTIFICIALES: Niños Malos.

 


 Un trillón de años después…

 Por la cueva de metal entran los niños-juguete: n y fvogelfit. Van cogidos de las manos, fvogelfit, pequeño pero fuerte, bellamente proporcionado como un saludable cachorro de guerrero, un ingrediente viril enhieste su aún infantil constitución, serena y segura. Detrás de él, su nuevo amigo n, tullido, tembloroso, enjuto y de huesos delgados, casi ciego de un ojo y algo ido, sin embargo, guardaba un secreto en él mismo, algo que vio en el tester del Gnomon que ni siquiera el mismo mecánico había entendido. Fvogelfit lo ayuda pacientemente. Fvogelfit es simple y sus emociones, eran elementales pero buenas, estas se asoman en su juguetona mirada. Tan distinta a la complejidad melancólica de n. Fvogelfit pasaba de una epitelial alegría, al interés visible, y a veces a la lagrima fácil. Hablaba francamente y a veces irresponsablemente, n básicamente callaba, el padre adoptivo de Fvogelfit, Petrock también era un ser bondadoso y permitió a su hijo-juguete ser feliz.

—¡Ni sospechabas que existía algo así!, no sabes mucho del mundo —dijo fvogelfit emocionado de sorprender a n— debes prometer no contar nada —y le indicó a n como levantar la mano para hace una promesa, tan solemne como infantil. Unas opacas y lejanas explosiones, enmarcaban su caminar, remotas luchas que nadie comprendía.

El distraído fvogelfit conocía bien las calles, esa ciudad que ocultaba en sus laberintos, huecos para que todos se perdieran, menos él. Había logrado ser diestro en el arte de sobrevivir entre esa inconcebible geometría de cemento y quería ayudar a sobrevivir también a n, había mucho que enseñarle, este día le mostraría algo nuevo. Algo que ni siquiera su padre Petrock sospechaba que existía.

       Los diminutos amigos se filtraron como la fría oscuridad por entre unos edificios retorcidos, fvogelfit llevaba por primera vez a n a una secreta reunión de niños-juguete, fvogelfit se ha dibujado unos bigotes en su labio superior lo que acentúa su prematura madurez, y pinto en n unas canas, pero este no perdió su escuálido aspecto, ambos vestían como adultos formales y acartonados, sacos, corbatas, chalecos, pero sus rostros emanan la ternura de la niñez, sus modales y miradas trataban de ser de hombres no de niños, todos los niños-juguete tenían esa obsesión, nada se anhela más que lo imposible y ellos anhelaban ser adultos, pero siempre serían niños. De hecho, la edad de ambos ya era considerable, pero sus estaturas y formas no llegarían nunca a la pubertad, su eterna edad eran los 7 años, aunque el tiempo había trabajado sus carnes. Eran, vistos más de cerca, como embustes de niños, simulacros que parecían atravesar de la niñez a la vejez sin conocer la forma adulta, n tiene un parpado levemente caído, su cuerpo se tambalea un poco a un lado dada una de sus piernas imperfecta y un temblor no le permite moverse como los demás, igual recibe trato digno de sus iguales. Cuando llegan al centro del recinto, hallan un gran espacio pobremente iluminado, hay una multitud de niños todos disfrazados de adultos, en una especie de congreso formal de niños jugando un juego en el que está prohibido actuar como niños.

       Otros pequeños, como Amaru, un niño grandote de mirada totalmente adulta y fría, dejan sobre una gran mesa lo que robaron, cuidadosamente lo habían cogido de sus hogares o trabajos, ese delito colectivo los salva de las hambrunas y pestes que los rodean, n no había robado nada, pero fvogelfit le dio algo que donar.

Un muchacho muy pequeño, con patillas pintadas y traje negro apolillado los capta y los conduce a sus lugares para la reunión.

—Sean bienvenidos hermanos —dijo Elio Desert, muy ceremoniosamente e hizo un raro gesto elegante, inclinándose y haciendo una mímica sofisticada con la mano.

A n le extraño algo que destruía la sofisticada apariencia de Elio, de su traje salía una cuerda que a menos de 2 metros ataba a otro niño de aspecto ido. Así el distinguido Elio Desert evitaba que su hermano, Enio Desert, se extraviara y lograba que siempre estuviera cerca suyo, este, mudo, no posaba la mirada en nada y solo tenía los ojos abiertos, pero sin ver, se aferraba a un muñeco ya casi borrado. Muchos comentan los desaparecidos en redadas de la corporación para conseguir combustible para la construcción del Thecnetos y de un oscuro anciano que ha secuestrado a muchos. Lo llaman el mendigo de la muerte. Un vagabundo que pocos han visto pero que todos temen. Mitos. Un fuerte niño, más alto que todos Amaru, elegantemente vestido de gris empieza un discurso multiplicado por paupérrimos parlantes y por sus expresivos movimientos de manos: 

 

…hay rumores de que N a muerto, que fue despedazado por Herakón y sus restos fueron esparcidos en diversos mundos. Pero esas partes están creciendo en secreto y un día se unirán y vendrá a salvarnos de la humanidad, de esa raza degenerada y triste. Nosotros somos la nueva raza humana y cuando venga N fundaremos el futuro, vendrá con él la felicidad y el buen gobierno…—agregó con una poco elegante ingenuidad— Acabará esta sociedad confinada a sus ampulosas supersticiones y complejas costumbres y todo por ese dios artificial que aún duerme: el maldito Thecnetos que hemos jurado matar —finalizó golpeando con fuerza el estrado.

Con ruidosa emoción todos aplaudieron, n no entendía el confuso destino de ese misterioso N.

Luego habló el diminuto Elio Desert, no sin antes conminar cariñosamente a su hermano para que no lo interrumpiera o inoportune. Antes de hablar escondió los brazos en la espalda elegantemente, para no ceder al uso retórico de movimientos, solo convencería con sus palabras y razones. Era el mayor estudioso del tema de N, un monóculo pequeñito como él adornaba uno de sus ojos:

«Yo tengo otra opinión, han testificado para eso los que habitan colonias lejanas, otros en sueños han oído sus palabras anunciando que llega. Descreen que esté en pedazos, N no es un niño juguete nacido de un embrión, sino que será hecho de partes de diversos embriones defectuosos. Cuando N fue concebido la meta-corporación lo eliminó, pero quedaron embriones defectuosos desechados de la unión de M y L, esos embriones dieron lugar a varios niños juguete que contienen entonces fragmentos incompletos de N, este está en varios niños juguete o acaso en todos nosotros, un día sumando nuestras imperfecciones formaremos a N, quizás no en forma humana sino en forma de una raza, muchos han peregrinado buscando a esos portadores de los genes de N

       Luego siguió otro niño en traje militar, era miembro del grupo algo violento que Amaru detestaba:

El genoma de N no ha creado ningún niño-juguete, su genoma aún está partido y en estado sintético y ha logrado embaucar a las máquinas de reproducción artificial. Esas partes lentamente se buscan y viajan por las máquinas y los mundos, así el genoma de N se va completado en abstracto en el subsuelo, en el mismo núcleo de nuestro enemigo: el Thecnetos. Un día todas las partes se completarán y nacerá un dios, nuestro salvador bajará al mundo y matará al vientre que le dio vida, al Thecnetos y a los humanos. …y nos llevara a la vida eterna…

 

Así los discursos y debates continuaron, logrando renovar el fervor de esos niños inofensivamente subversivos, pronto acabaron los discursos y empezaron los juegos, pasaron al mercado informal donde los niños intercambian cosas sin valor, cosas para sus disfraces de adultos y juguetes viejos. Fácilmente la reunión degenero en juegos pueriles. Y en accidentales emociones típicas de los niños. Así de contradictoria era la dialéctica de su naturaleza.

Pero n no se atrevió a jugar. Estaba todavía aterrado. Esto lo notaron Elio y Amaru, que se acercaron.

—Compañero. Camarada… acepte nuestra amistad, —dijo con un gesto de ceja muy refinado Elio Desert.

—No temas —dijo mandón Amaru—, este tipo es así de raro por ser hijo de Thaumasios. Debes tener una pandilla y se hace así —dijo Amaru algo tosco y cogió la mano de n.

—¿Sabes lo que es la amistad?

—No —dijo n.

—Lo sabrás en el camino —dijo bondadoso Elio. Amaru puso la mano de n sobre la suya y Elio sobre esta, luego tirando de la cuerda atrajo a su desconectado hermano Enio Desert que puso su mano sobre la de los demás. Este ni lo notó.

—Repite estas palabras y serás de nuestra pandilla. Recuerda es para siempre.

n asintió con la mirada.

—Repite —dijo Elio solemne— “entre amigos todas las cosas son en común”

Así n recitó en coro, aunque con la voz más baja, ese sagrado y endeble juramento:

“Entre los amigos todas las cosas son en común”.

       De lejos fvogelfit vio que n ya era parte de su pandilla, se emocionó de ver que n ya tenía un grupo y lo dejó solo con ellos para que aprenda a confiar en los demás. Más cosas pasaron esa noche y todas fueron del tipo “la primera vez” era el juego de ser adultos, de ser guerreros, de ser Thaumasios o ser rebeldes. Avanzaban un paso a la madurez negada y luego retrocedían a la ternura de la infancia, los roles adultos encontraban ahí su versión infantil, viva y pura.

       Fvogelfit y n, supieron que ya era momento de partir, n estaba fascinado pero todo lo vivido lo sobrepasaba, regresar les tomo unas horas, en el camino eran despreciados por los humanos, atravesaron los foros donde diversas religiones más extrañas aún que la suya se alzaban en irracionales rituales, hordas de androides cimarrones vivían del delito y el robo, eran peligrosos, fvogelfit le enseñó a n como eludirlos, parejas de guerreros y de sediciosos embriagados formaban ruidosas peleas por el camino o sucios conatos sexuales, pero les confortó la reunión con sus hermanos, sus ropas muy formales contrastaban con su pequeña estatura, antes de volver con Ayazx borraron los bigotes pintados y el resto del embuste o vieja moda juvenil. Así llegaron n y fvogelfit, uno cojeando y otro animado al locus de metal de Ayazx, se acurrucaron cerca de él como un par de perros, satisfechos de su pequeña aventura, n antes de dormirse pensó en ese imposible N, salvador de su raza. Ayazx respiraba fornidamente. A pesar de la desesperanza y la suciedad de sus emociones, sus facciones reflejaban aún la belleza y virilidad de esa humanidad conquistadora del cosmos. A su lado otro alto guerreo dormía, Petrock, era su nuevo eromenoi, sería padre de n también unos días y debería servirle hasta que Ayazx se aburriera de él.

Pero este amante de Ayazx era singular, Petrock tenía esa masculinidad serena de los idealistas, que se unía a cierta actitud cerebral y cierto rigor puritano, debajo de sus gestos siempre enérgicos y casi toscos de hombre que se siente responsable del mundo y capaz de cambiarlo, había un espíritu algo ingenuo. El hombre sano en toda su extensión, tan diferente a Ayazx al que introduciría a una nueva secta también subversiva. Eran tan diferentes al verdadero padre de n. También los humanos quieren acabar con el Thecnetos, aunque por otras razones y sus planes para cuando este muriese eran peligrosos para los niños-juguete que ahora dormían a sus pies complacidos.  

       También los demás niños juguete regresaron a sus hogares o a sus dueños a fingir amor por sus padres adoptivos, como Amaru a los brazos de su padre Gnomon, solo un núcleo de huérfanos o de niños desechados liderados por Elio Desert, quedaban organizando un comité, y construyendo un utópico armamento de juguete. Hay una muda complicidad entre todos, que incluía a los que aún estaban prisioneros de los humanos o los que se llevaban a trabajar en zonas lejanas, todos tenían ese sueño común a espaldas de sus amos.

Y también el juramento de destruir al Thecnetos, que germinaba mortal en secreto en algún lugar de ese mundo, y dentro de él, como un cáncer, también germinaba N.

28 LA GUERRA CONTRA LOS HUMANOS: Anthonio juega

 



13,8 billones de años después del inicio del universo…

 “¿A qué se refiere, teniente?”, —el Sumo Sacerdote le sonrió. “Estoy seguro de que su conocimiento único de aquel ser nos puede dar un enfoque fresco a este problema”

“Pues, que la principal razón por la que los transhumanos, si existen, son tan peligrosos y por la que nos desprecian es que tienen una gnoseología superior. Pero físicamente se ven igual a nosotros, es fácil para ellos ser espías, para nosotros es imposible, sus doctrinas no son creencias, son verdades.”

—No sea ignorante, no existen las verdades, son solo artefactos mentales —dijo violento y final Anthonio— es claro los otros tienen aliados entre los nuestros. O que estos se han contaminado ya.

“Es imposible no reconocer que poseen poder sobrenatural” —comentó a Padre el más anciano de los tres sacerdotes dejando de una vez su letanía.

—“Es cierto. Justo eso es lo que me parece crítico” —Padre hablaba sin abandonar su forma de pararse, tan militar en esencia— “Ellos no tienen capacidades sobrenaturales, son perfectamente naturales. Tienen algo así como un sentido más que nosotros, eso les permite reconocer a un humano entre ellos. Pero nosotros no tenemos ese sentido o lo perdimos.”

—“Es cierto, es el mal” —comentó Anthonio—, “Pero por eso tenemos al dios. El dios es la antítesis de los trans-humanos, acercársele los destruiría, por eso estamos teniendo esta reunión aquí, en este templo subterráneo. Porque aquí la fe del dios es muy fuerte. Uno de esos mutantes no podría estar aquí sin enloquecer”.

—“¿Y cómo es que sabemos que eso es verdad?”, — interrumpió Padre. Anthonio se le quedó mirando fastidiado. La palabra “verdad” era una grosería. Nada más opuesto a la creencia que la verdad. Todos los demás estaban sorprendidos y no terminaban de entender lo que le sucedía a Padre.

—Hay algo más profundo que la verdad y es lo divino —agregó lucido Anthonio—, su cerebro militar no puede entender la verdad y menos lo divino, de lo que la verdad es solo un accidente, una degeneración.

—“¿A qué se refiere, teniente?”, —preguntó el viejo Sumo Sacerdote con conmiseración.

—“Sé lo que es fe. Y sé lo que es eso que llama poder sobrenatural de los transhumanos. He visto cómo la usaba aquel hombre y creo persiste en nosotros rudimentariamente aun siendo humanos. Tenemos al enemigo del dios dentro de nosotros mismos.

—Así es —dijo Anthonio —, se llama pecado.

—Pero no entiendo cómo lo sabe si no cree en la verdad. ¿Me lo explica, hermano Anthonio?”

Anthonio los miró a todos tranquilamente y luego enfocó su atención en Padre.

—El conocimiento, pero esto es blasfemia, es la supuesta relación verdadera entre 2 cosas, es eso que llamaban siensia los antiguos humanos. Es un hereje si lo cree. Además, esa relación ha sido descartada en los tratados de theo-física. Hace falta que conozcan esos textos para entenderlo —dijo.

—“Redúzcalo a términos que lo pueda entender, Anthonio”, —dijo el Sumo Sacerdote compasivo.

—“No es posible hablarle en un idioma desconocido y esperar que entienda, no es importante ni es productivo, estos dos oficiales son analfabetas, los llamamos para obedecer no para entender”.

—No daré mi vida sin entender —dijo Padre—, y la verdad es un idioma desconocido también para ustedes, vosotros son los analfabetas.

—Al contrario, he estudiado fascinado toda mi vida el pecado de la siensia, si fuese un simple como Ud. habría sucumbido a ella. La verdad solo es cierta en determinados casos. Y en otros es mentira. Lo que implica que no es nada. Padre se sintió abrumado.

—“Yo no sé nada de eso textos herméticos de theo-física”, pero sé que fueron escritos en épocas que no existían los trans-humanos. Así que nada pueden decir de ellos. Sé de estrategia militar. Y no hay nada más autodestructivo que un falso sentimiento de seguridad. Si es que fuese falso que haya una relación entre la verdad y la “magia sobrenatural” de nuestros enemigos, estamos a su merced. Uds son los magos, la oscuridad y asegurarán nuestra extinción— concluyo amargamente Padre depreciándolos a todos.

Todos quedaron callados. Se escuchó solamente en el fondo el sonido del agua que corría por las cañerías del templo.

—“No tiene sentido” —dijo de pronto Anthonio—. “Que la fe supera a la verdad es algo que hemos aceptado, toda verdad es una convención útil, y esta ha sido útil por generaciones, con ella conquistamos el mundo”

—¿O fue con la fuerza de mis soldados? y si fue útil, lo fue solo a Uds —cuestionó Padre.

Anthonio se sintió acosado. Todos lo estaban mirando. Y ataco:

—No sea simple, las verdades no se descubren solo las inventamos para dar sentido a la realidad, no hay una verdad afuera de la mente. Pues el mundo está afuera de la mente. Y su “verdad” no le servirá.

       Todos guardaron un silencio sepulcral y se quedaron mirando a Anthonio.  Pero ya no lo miraban como antes. Su maligna belleza se mantuvo cautamente en silencio. 

—Creo que ya hemos discutido mucho, este debate es solo sobre palabras, y no nos debe inmovilizar —respondió el más viejo de los ancianos —. “Ahora es el momento de hacer algo”, las palabas, “las verdades” solo sirven como muletas para el hacer, no son nada más que medios, no fines. No se detengan en ellas —agregó comprensivo el Sumo Sacerdote a Padre.

—No pida explicación hijo —dijo el anciano afeminado lleno de perdón en la voz—, eso es pedir una blasfemia. Conversar con ese transhumano te ha trastornado. Te ha contaminado. Sabemos que es así y lo perdonamos. No piense más en ello, déjalo a Anthonio, él está familiarizado con el mal y sabe protegerse de él y los protegerá a Uds. en su misión. El mal que llamas verdad.

—“El mal no es la verdad sino la mentira. Y uds la cultivan. Por eso su dios está muriendo, lo están matando —dijo de pronto Padre a Anthonio con una fiera calma y esto fue suficiente— “Creo que, si hay un tercer enemigo, si hay otros como ese joven fusilado no tenemos esperanza y merecemos perder” —agregó y fue como soltar una bomba. Nadie dijo nada a continuación. Hubo silencio. Todos se miraron entre ellos.

—“¿A qué se refiere en términos prácticos teniente?” —el Sumo Sacerdote señaló al oficial.

“A que desde el día que conversé con el prisionero no veo esperanza a esta guerra. Claramente la perderemos, son mejores que nosotros —Padre se sorprendió de lo que él mismo estaba diciendo—, “Y ese sentido psíquico que se supone que tienen. ¿Realmente es magia? ¡Ni siquiera lo saben!”

“¡Por supuesto que lo es!”—intervino histérico el anciano de las uñas pintadas en rapto místico— “¡Lo hemos corroborado en su interrogatorio!, Ud. ha sido embrujado”

¿Han visto al diacono Anthonio, incapaz de distinguir magia de siensia? No puede explicar nada. Yo dudo que sepa algo. Aquel hombre muerto podía explicar todo lo que yo le preguntaba. Supe que ahí que no hay misterios ni dogmas en el mundo, ni hay magia ni hechos sobrenaturales, que el mundo es comprensible, no místico. Pero no por nosotros. Y sobre la molécula germinal… no es un dios solo es una cosa...”

“¿Qué es esto?” preguntó el Sumo Sacerdote.

“Que hay algo mejor que la vida. Que la verdad existe y está en poder de ellos. Que la molécula germinal no es sagrada. Que nos mantienen, así como nosotros antes manteníamos animales en zoológicos para que no se extingan, que al dios no lo están matando ellos sino ustedes, ellos solo esperan”y se desmoronó, no pudo continuar.

Esta no es una guerra cognitiva, la vida puede vencer sin conocer —susurro para sí Anthonio apartado y en cuclillas en fervorosa oración. Sabía muy bien cómo acabar con los sabios y su saber.

¿Cómo puedes decir eso? —preguntó Orson a Padre.

—“No lo sé” Padre le respondió sin verlo. “Y no importa.  Estoy cansado. Ya no quiero seguir peleando por el dios. De existir ya está muerto. Y mis hombres tampoco. Todos están cansados. Cualquier trato que se pueda negociar con los trans-humanos debe ser mejor que seguir en esta guerra vacía. La humanidad se extingue”.

“Esto es traición” —intervino Anthonio— blasfemia, no solo eres inútil, eres perjudicial y ya no podrás salvarte —dijo mortalmente contra Padre.

Padre dio un paso hacia adelante y aplicó un fuerte golpe con su cabeza en la nariz del musculoso Anthonio. Este cayó pesadamente de espaldas, aturdido por el golpe, pero cauto se reprimió de reaccionar y se contuvo sin responder a pesar de su contextura fuerte. Aguantar y mentir eran los medios de esa clase de hombres para conquistar el mundo. Desde el suelo el ensangrentado diacono se limpió calmo y lascivo la sangre de la boca y sonrió disimuladamente.

—“¡Traición es que nos sigan enviando a la muerte por sus mentiras!” les gritó Padre y luego levantó una mano para amenazar a todos los demás. Se acabó. Ya no daré más pelea. Yo he visto a ese transhumano y de haberse aliado con los heréticos ya estaríamos muertos. No nos tienen miedo ni nos ven como una amenaza. ¡Ni siquiera pelean contra nosotros! No hace falta.

El Sumo Sacerdote estaba sin palabras. El sacerdote afeminado lloraba como una vieja y el más viejo no entendía nada.     

—“Regreso a mi estación a entregar mis armas” buscaré y lucharé por algo que si es mío... algo que me está esperado desde hace muchos años.

Y con eso Padre dio media vuelta y se dispuso a irse. Los tres sacerdotes y Orson se miraron entre ellos sin saber qué hacer. Anthonio desde el suelo guiño sutilmente un ojo ensangrentado a Orson dándole la señal pactada. Orson desenfundó un arma y apunto al teniente.

“Oh. Lo siento, teniente. No puedo dejarte ir, tiene información secreta” dijo con voz indecisa.

Padre paró de caminar y dio media vuelta. Le sonrió al capitán.

“¿Y qué vas a hacer si sigo caminando?” le preguntó—, “¿Me vas a disparar?”

Orson no respondió. Simplemente jaló del gatillo. Parte del cuerpo de padre explotó y su cuerpo cayó al suelo sin vida. Mucha sangre y pedazos de carne cayeron alrededor de él. Los tres sacerdotes se asustaron. Anthonio se limpió con lujuriosa calma la sangre de Padre que cayó sobre su escultural rostro.

“¡Por el dios, capitán!”, —gritó el Sumo Sacerdote. “¿Sabe lo que acaba de hacer? ¡Ahora no tenemos quién ejecute la misión!”

Orson lo miró y no dijo nada. Por primera vez en su vida tuvo un pensamiento valiente (ya no hay por qué luchar). Llevó su arma a la boca y antes de que tuviese tiempo de recapacitar, jaló del gatillo una segunda vez. Y ahora fue su cabeza la que explotó.  Parte de su interior cayó encima de la sagrada fórmula de la vida:

 

x = ((Rx ^ Ox) Vx)

 

Los tres sacerdotes se miraron aterrados. El de las uñas largas empezó a sollozar como una mujer desamparada.

       Anthonio quedo complacido con el baño de sangre, tenía lo que quería tener y habían desparecido los que lo sabían, se levantó del suelo y con la soltura de una serpiente y dijo:

—Yo me encargaré de la misión con el método que hemos usado por siglos para dominar el mundo. Haremos lo que mejor sabemos hacer: disfrazarnos de nuestro enemigo y destruirlo desde dentro. Este hombre era más peligroso de lo que sospechaba. Pero ya tenemos lo que queríamos de él. Mientras, dejen que estos militares sigan su guerra. Pero todo el batallón que tuvo contacto con el trans-humano está contaminado como el teniente y debe desaparecer.

       Acto seguido se enfundo su traje militar y se preparó a enrumbarse a reemplazar a Padre al mando de la tropa. Ellos también habían visto al exo-humano y los haría perecer. Tras de sí dejaba s los 3 sumo sacerdotes que pronto serían sus inferiores y a los patéticos cuerpos de los dos militares muertos sobre el pulido suelo, que sería limpiado luego por los numerosos siervos, dejando otra vez impoluta la elegante casa del dios.

       A lo lejos, la otra mitad de Padre sobrevivía dentro del joven eracom, aguardando el lejano pero ineludible día de volver a enfrentarse con el mortal Anthonio.

miércoles, 8 de febrero de 2023

27 EPISTEMOLOGÍAS ARTIFICIALES: Ser feo = ser anti-entrópico.

 


 Un trillón de trillones de años antes…

 

Un día mi padre visitó unas fábricas ambulantes de manipulación genética. Siempre soñaba con algo, una tecnología sobre mí, pero nunca lograba encontrarla. Algo en la que yo sería ingrediente, pero no el fin. Petrock me había aconsejado no hablar con nadie, que fingiese ser mudo. Ayazx se metió entre esas covachas enclenques, repletas de viejas tecnologías. No sabía si demoraría minutos o días, así que me acurruqué en silencio donde nadie me viera, agache la cabeza, y así dejé pasar los minutos, veía pasar el polvo que levantaban las pisadas de los transeúntes, me ensuciaban y recibí salpicaduras de fango sucio sin protestar.

No me atrevía a mirar, pero notaba que me rodeaban basurales de tecnología de la que no podía sacarse provecho, había al frente un montículo de esa basura electrónica, pero notaba que temblaba, como si alguna alimaña se moviera dentro, me atreví a levantar un poco la vista para verlo mejor, aprecié que algo dentro del montículo dormía o realizaba algo, o acaso buscaba. Empezó a agitarse y a moverse desparramándose, no quise ver, volví la vista al suelo. Delante de esa mugre de cables y trozos de metal salían ahora unas piernas robustas y unos brazos toscos.

Algo salió de ahí y camino hasta mí, de repente una pisada gorda se detuvo delante mío, una mano regordeta cogió mi mentón y me hizo mirarlo. Era el Gnomon, que traía sus mecanes a ese dudoso mercado a repararlos.

—Eres el que creímos que no venderíamos nunca —¿Cómo has estado?

Yo no conteste, solo asentí con la cabeza como afirmando cualquier cosa que él dijera. Ahí, entre la chatarra trabajaba el Gnomon, tenía habilidad especial con las máquinas, pero ya no hacía niños juguete, ya toda esa generación de embriones había sido explotada y producida, solo reparaban los que ya existían. Era una suerte, era lo que yo justo deseaba, ser reparado, igual me daba mucho miedo hablarle, y vergüenza revelar mi anhelo.

—Veo llevas horas queriéndome decir algo, dime hijo.

—Sé que solo soy un niño de juguete, pero tengo una pregunta que deseo hacerle. Está bien si no me contesta. No hace falta.

       El Gnomon supo que mi vida al lado de Ayazx no era buena y yo supe que adivinaba mi vida y al ver cómo me compadecía, sentí vergüenza por mí mismo, la simple mirada suya me hacía consciente de mi desolada situación. Lo miraba lleno de tristeza y vergüenza.

—Vamos, pregúntame, yo te diré. Sonríe.

—Quiero saber…

No me atrevía

—Sigue.

—Quiero saber si hay un modo de curarme, de sacar la entropía de mí. Yo sé que aquí reparan niños juguete, los mejoran. Yo…

—El Gnomon apoyo un artefacto en mi hombro. Luego leyó unos minutos su pantalla. Parecía no entender los resultados y los comprobaba repetidamente. Mis ojos se llenaron de brillo anhelante y esperanzado. El Gnomon lo vio y adivinó mi deseo sonriendo.

—Lo entiendo, tu nivel de entropía es casi como el de una cosa. Si se redujera serías un ser vivo, pero no un niño de verdad, hacer cambios más profundos no sería repararte, sería sustituirte por algo que ya no serías tú.

—Pero… no quiero ser yo.

Gnomon se entristeció.

—¿Para qué cambiar? yo repararía tus brazos, operaría tus ojos, incluso alguna enfermedad, cambiaría unos genes, pero no muchos, todos tenemos la entropía en nuestro material genético, el genoma esta agusanado de entropía, es normal, la mayor parte de él, incluso tu padre, hay genes sin cabeza, palabras sin sentido mensaje ocultos, balbuceos, el adn humano esta carcomido de errores, pero aun así podemos ser. Tu ADN ha sido muy atacado por la entropía, no solo afecta tu cuerpo sino tu mente, no necesitamos estos tester para ver la entropía, nuestra estética habla de ella, lo feo es lo inundado de error, por eso amamos lo bello, la calidad de los genes.

—Por eso mi padre me odia.

—Pero te escogió a ti, y nunca te ha reparado, te quiere, así como eres. Por alguna razón. Los guerreros saben que hicimos juguetes de embriones que naturalmente fueron engendrados por dos guerreros, así que buscan a sus hijos entre los niños juguete, buscan los más parecidos a ellos pues son más probablemente sus hijos, quizás él es tu padre de verdad.

—No lo soy. Y esa máquina te lo debe haber dicho. Lo sería si no fuera como soy.

—Quizás debajo de tu entropía te pareces a él, pero no hay modo de sacarte la entropía sin que dejes de ser tú. Y yo quiero que seas tú. Y él no quiere que seas otro.

Desee abrazar la barriga sucia del Gnomon, como cuando a veces me encontraba triste en esas jaulas, pero ahora no quería cualquier afecto. Solo el de mi padre, Ayazx.

Pedí perdón a Gnomon por mi pregunta y me fui. Regresé a sentarme y mirar los pies de los que pasaban, mentalmente le pedía perdón a mi padre por ser así.

Mientras, él consultaba como sacar de mi algo que quería, no importaba si en el proceso muriese. Es más, anhelaba impaciente que pasara.

26 VIAJEROS DE LA ETERNIDAD: Transmisión 2

 


Un trillón de trillones de años después…

 Sospechado de las demoras de Thalos empecé a bucear en el Thecnetos. Grabado entre los mecanismos había una urgencia, una impaciencia, un ser humano hecho solo de palabras estaba encerrado en algún lado del Thecnetos y ansiaba decir algo. Creí debía ser el Emisario, pero me equivocaba. El Thecnetos tenía grabado todo el minucioso pasado y podía inferir el futuro, no en líneas generales, sino minuciosamente y con precisión asombrosa, cada segundo del porvenir en cada lugar del cosmos era conocido y estaba registrado en el Thecnetos, cada detalle, tunc autem cognoscam sicut et cognitus sum,[1] pensé, este era un dios omnisciente, pero extrañamente, la máquina no lograba ver de más allá de unos días. Ahí lo supe, mi presente no tenía futuro, supe ahí que el tiempo se esfumaba, solo podría ver el pasado pues delante ya no había nada. El Thecnetos y el último planeta desparecerían pronto. Así el Thecnetos me dejó hundirme en el abismo que es el pasado, abismo que está debajo de nuestros pies, y en el que es fácil caer, no vi solo el mío, sino también el tuyo y de numerosos otros personajes que desconocía, pero que eran imprescindibles para que mi presente sea como es, así supe de eracom y no pude distinguirlo bien, solo que eran una vieja copia del Thaumasios y de Ele, indudablemente una copia mía nacida trillones de años antes, en ese planeta natural llamado Thierra...

—Quien dice que son 2 hombres distintos, son uno —dijo Thalos apareciendo de repente.

Volví a mirar al pasado con lo que dijo Thalos, asombrasamente todo se hacía más claro. 

—Algo más, tus recuerdos no son solo los de L, sino también los de eracom, tómalos.

… y supe de Eme, bello y perverso, y vi el amor dentro de Ayazx, de Padre, de Madre, de Anthonio y de Milo. Y supe de n, aunque poco pude entenderlo, pero me angustió su destino. Y aún vi más lejos, un lugar remoto llamado Thierra, y en él un raro personaje que no sabía si era yo o era Herakón[2].

—Fuiste ambos en una vida pasada —susurró Thalos, pero no lo vi, parecía otra vez hablar dentro de mí.

Sumergido en las múltiples y confusas entrañas del pasado me extraviaba, debía concentrarme solo en buscar a M, con dificultad logré vislumbrarlo entre todos esos espejismos que me hablaban y reclamaban atención. El Thecnetos me dejó recordar como éramos hace trillones de años. Mi cerebro recordaba algo el pasado en Amil-Urep pero con los siglos se habían borroneado mis recuerdos que solo son sensaciones diluidas y las imágenes ya habían sido sustituidas por rígidas abstracciones. Me urgía sentirlo y el Thecnetos me lo permitió. Así me remontó al día que nos separamos, pero no solo me permitió recordar lo que yo ya recordaba sino más, vi algo que no pude en ese momento aceptar.

Vi a M vivo. Y vi como su nave no se perdía después de enviar el último mensaje. Vi algo como una traición a la humanidad y vi a esa tripulación salir del universo. Salvarse. Dejarnos. Ese pasado no era el que yo recordaba. Este era el verdadero pasado completo que yo solo sospechaba, acaso el pasado es tan móvil y múltiple como el futuro —pensé para negarlo—, no solo el destino se ramifica sino también el pasado ¿o no? ¿Que era todo eso y quienes esos personajes?

El recuerdo, único e indivisible que mostró el Thecnetos me trastornó, haciéndome dudar de la misión que me trajo a este futuro, aquí lo que vi:

 

Millones de años antes:

 

Jkjnlkmcvl,cñ….de.3d.e...de…d.e.d.e.d.wd…….

 

“Técnicos de la estación de investigaciones en el planeta Amil-Urep, les transmite el informe el tripulante M. La misión encomendada a nuestro regimiento ha sido un éxito y hemos logrado volver del viaje fuera del universo.”

jnktg….dede….de.

a. -Por o-i-d-e-m  de la presente experiencia se comprobó la existencia de otro universo, tal como se planteaba en las teorías LAE-MVV de meta-filosofía del técnico L.

b. - Se comprobó la de la tecnología meta-dimensional de des.colapsamiento de la función de onda.

c. — Se logró el viaje de vuelta en el mismo tiempo, aunque no en el mismo lugar. Hemos caído en un lugar muy lejano a Amil-Urep y a los sistemas dominados por la . Se trata de un lugar completamente despoblado.

…Tenemos reservas para tan solo algunos días. Aunque no sea posible nuestra supervivencia ni poder reunirnos de nuevo con la civilización, nos complace haber podido cumplir nuestra misión y realizar con éxito el experimento al que dedicamos nuestras vidas. Podemos decir que nuestra misión ha sido llevada a… (Ininteligible).

 “f. - Lamentablemente no encontramos sistemas cósmicos aptos para la vida humana prosiguió M—. Hemos sufrido muchas penurias para sobrevivir en condiciones tan radicalmente diferentes a las que existen en nuestro universo; seguir explorando pone en serio riesgo la posibilidad de enviarles esta información.

g.- Consideramos inviable el transporte de la especie humana fuera de este universo. Repito, n universos en condiciones aptas a la vida humana son prácticamente nulas.

h. - Hemos consumido la mayor parte de la energía en esta transmisión, que por ello será única y final…

 

Esta parte si la recordaba, pero el Thecnetos recordaba algo más, algo que no vi en ese momento[3]:

 

—Quizás  podamos con la energía de los días que queda volver a Amil-Urep, pero la tropa tiene otra idea —dijo Fratedes avergonzado de proponer una traición.

—De que hablas —dijo respetuoso M, que acababa de trasmitir el informe a Amil-Urep.

—La tripulación quiere usar la energía restante no en volver sino en salir del universo otra vez.

—No hay universos habitables afuera y de hallarlos no volveremos a ver a la humanidad.

—Los hay, aunque son extremadamente raros. Las probabilidades de caer en uno son casi cero, pero no son cero y en Amil-Urep son cero —dijo Fratedes poniendo su gruesa mano sobre el hombro de M, dejándole sentir todo su peso y calor. El contacto físico militar no solo era común, era imprescindible para la cohesión castrense. Quizás una exacerbación morbosa de ese afecto corporal de los guerreros originó la homofília que sustituyó luego a la enfermedad atávica en la prehistoria humana.

—Allí vive lo que amamos — dijo M rosando con un dedo la mano de Fratedes.

—Ahí muere lo que amamos hijo. Y lo que más amamos es la vida. Y no hablo de nuestra vida, que no importa sino la de la especie, la vida de la vida. En otro universo podría continuar a través de nosotros. Si nos quedamos matamos a la humanidad, negándole siquiera una última oportunidad de continuar. 

—Quieres que traicionemos a la humanidad por una chance minúscula de vivir.

—La humanidad nos envió con el fin de salvar a la especie no a la última generación, ya no podemos hacer nada por ella. Ya están muertos.  

—¡No! —dijo débilmente M, pero ya estaba contaminado de esperanza. Y el instinto de conservación de la especie lo dominó empujándolo a la inmolación.

—No seas egoísta. Sé por qué quieres volver. Debes elegir entre tomar este último viaje de esperanza o volver a Amil-Urep a morir con él. Pero se responsable —agregó severo —. Podemos avisar de nuestra deserción antes de partir. Queda energía para mandar 2 palabras.

Es mejor no enrostrarles nuestra esperanza. Solo pido usar esas palabras para un último mensaje personal.

—No te lo negaremos. Tampoco tenemos garantía de vivir, solo una minúscula posibilidad de no morir en la meta-dimencionalidad o en un universo incapaz de soportar la vida, ya hemos visto que prácticamente todos son inhabitables. Pero hay una posibilidad.

M pensó en L, pero después se impuso olvidarlo, anhelando vivir. Honestamente no pensó en la sobrevivencia de la especie o la de la vida sino en la suya. Aunque sonara increíble podría vivir, había una minúscula oportunidad. M mando las 2 palabras y después se quebró en un llanto seco, que se volvió un tierno suspiro.

—Deja todo recuerdo atrás hijo —dijo Fratedes—. De qué sirve amar sin vivir. Entre el amor y la vida es mejor la vida. Sus dos vidas ya se separaron hace mucho, no son uno para el otro, en toda la eternidad de este universo, nacieron para estar separados. Esta tan lejos de ti, como siempre lo estuvo.

M abrazo con fuerza al rudo Fratedes y se entregó a él como un niño. M compungido mojo con saladas lágrimas el vigoroso pecho del viejo militar.

Así L supo, que en ese otro extremo del universo desaparecieron en un infructuoso intento de seguir con vida. Si hubieran tenido un improbable éxito en su remota aventura es algo que no podía saber ni siquiera el Thecnetos, que solo podía ver el pasado de este universo. Solo quedó de ellos un indescifrable mensaje viajando hasta Amil-Urep por el telégrafo cuántico, dos palabras que viajaron por todo ese universo agonizante, pequeñísimas pero indestructibles:

 

T e    a m o

 

En el otro extremo del futuro, L, las releyó, amargo, se desconectó de la máquina rechazándola, el pasado era ese, no podía negarlo más, M lo había abandonado.

En ese momento su viejo enemigo abrió los ojos, dentro de él.



[1] “Pero entonces conoceré plenamente, así como fui conocido”. Primera Epístola del apóstol San Pablo a los Corintios, 13 12.

[2] Textos completamente apócrifos compilados en un texto denominado Thecnetos 1 que yo nunca se pudo encontrar.

[3] El Thecnetos recuerda todo, no solo lo que han percibido los humanos.