viernes, 6 de enero de 2023

25 EPISTEMOLOGÍAS ARTIFICIALES: Agujero Negro Artificial

 


Un trillón de años después…

 Los grises burócratas, entre ellos el invisible Farman, trabajan sin descanso. Aunque tenían puestos minúsculos podían ver cara a cara al Thecnetos mientras este se formaba, incluso antes que sus jefes que vivían a gran altura de ellos. Farman notó delante de sus gruesos y primitivos lentes, parchados innumerables veces para seguir funcionando, algo sobre el Thecnetos que lo hizo tiritar. Unos 30 pisos sobre él, dos Thaumasios conversan.

 —Llevamos semanas construyendo el corazón del Thecnetos, sin éxito. Ud. insiste en darle esa rara forma —dijo Orf desde la delicada y traslúcida ingeniería que lo sostenía.

—Tenemos éxito, pero no somos contemporáneos a ese éxito. Parece no funcionar, es normal, pero no es así. El corazón del Thecnetos deberá ser por unos segundos un agujero negro artificial, debe un día atrapar todo el universo material circundante, solo así podrá resistir la expansión ultra-acelerada que desgarrará el espacio-tiempo cuando llegue el fin —dijo Herakón.

—Pero nada puede ser tan fuerte como el desgarramiento espacio-temporal que vendrá.

— Sí. Hay algo, el horizonte de sucesos de un agujero negro.

—¿Pretende meter al Thecnetos en uno? —dijo Orf.

—No, pero crearemos mecánicamente ese horizonte de sucesos en su corazón.

—Pero esto arrojaría ese corazón fuera del tiempo. Es decir, para el interior de un agujero negro, detrás del horizonte de sucesos, todo el tiempo de allá afuera ya paso, solo queda la soledad de su interior. Mucho más allá del futuro… 

—Sí, en la eternidad.

Es decir el Thecnetos estará fuera de este espacio-tiempo realmente.

—De hecho, ya lo está. Es normal. Si llega a ser un dios no será de este mundo. Al nacer debe crear un abismo que se trague al cosmos y luego lo lleve a lo infinito. Será un arrebato. Para nosotros, afuera, dejara de correr el tiempo.

—Tal fuerza no la tienen los agujeros negros naturales, ni los gigantes que hay en los centros de las galaxias —dijo Orf.

—Así es, por eso creamos un mega-agujero negro artificial. Su superficie podrá contener toda la información del mundo, la genética de nuestra raza, toda la información de cada átomo de este universo se grabará ahí. La información quedará en el horizonte, pero esa información se perderá para los de afuera.

O sea nuestro mundo se vaciará de sustancia cuando el Thecnetos se encienda. ¿Cuándo pasará?

—Ya está pasando.

—¿Dónde?

—En el futuro[1].



[1] Algunos eruditos insistieron en que debía traducirse como: “En la eternidad”.

24 LA GUERRA CONTRA LOS HUMANOS: Amnesia

 


Un trillón de años antes…

 eracom mira de lejos a una mujer levemente zafada que mira desde el puente las tropas que transitan abajo, sus ropas pobres y sus cabellos canos flotan con la leve brisa levantada por los números regimientos, su mirada de desilusión se mezcla con el autoengaño. Su conciencia se ha enfocado en algunas fantasías o interpretaciones de su mundo. Interpretaciones erradas. Solo es real lo que siente, lo que piensa es falso. También los que huyeron no pudieron huir de sí mismos y de su falsa voluntad.

—Yo soy así también, —piensa eracom— si no hubiera sido humano no pensaría ni sentiría así el mundo. Soy incapaz de ver el mundo en términos no humanos, soy un ciego. Los ojos no sirven para ver, solo para sentir... Viviré algunos años y pronto olvidaré incluso estas sensaciones equivocadas.

A eracom no le duele el mundo de sin razón, ya es mucho que la casualidad haya producido por accidente algo de conciencia, de esperanza o felicidad. Pero le pesa esa amnesia de no saber de dónde vino. A su alrededor la materia es ciega, sin vida, es más desafortunada que él. Al menos él es consiente. Y ese agradecimiento se parece a una resignada felicidad. Las gentes deambulan lentamente como queriendo parecer inocuas. El olor a urea de Limma punza en sus fosas nasales. Una ciudad de mudos. De susurros. Poblada por esta raza triste, descendiente de aquella misteriosa y ahora remota humanidad que él estudiaba en secreto.

23 EPISTEMOLOGÍAS ARTIFICIALES: Padre e hijo

 


Un trillón de trillones de años antes…

Luego de unas semanas mis ojos empezaron a ver el mundo a través de la niebla, Ayazx me alimentaba y luego sin hablar me miraba largamente, me escudriñaba, buscaba algo en mi pero no lo encontraba nunca. Pero notó que yo ya no era ciego, mi cerebro estaba tan esclerosado que demoraba en aprender, pero por fin pude ver el rostro de mi padre, y aprendí su idioma, me hablaba, pero nunca me contaba algo, solo ordenaba cosas, quizás yo no había aprendido a hablar correctamente y no me entendía, que diferente era a Diomedes, sus brazos eran gruesos como troncos, su pecho fuerte, como me hubiese gustado ser abrazado alguna vez por él. Una vez, a su regreso, me aferré a él, pero un tosco golpe me rechazo, quizás no entendía, debía ser paciente, como ya no era ciego debía seguirlo, así conocí más de ese mundo que según decían era el último mundo, la última generación, un masa de entropía se comía al universo y lo devoraba todo, pero antes el Thecnetos nos salvaría, supe que esa entropía crecía también en mí, yo era de algún modo ese fin del universo, quizás por eso mi padre no me quería, vi a los otros eromenois con sus hijos juguete, por lo que supe que ninguno era como yo, y que a Ayazx le causaba vergüenza. Entonces me prometí, ganármelo, solo debía reducir la entropía en mí, ella era la culpable de que fuera tan débil, de que mis piernas fueran tan enclenques, y mis razonamientos tan lentos, pero ¿cómo lograrlo? Primero debía disimular mi imperfección y esforzarme en ser mejor, luego debía sacar el veneno que contaminaba la vida misma, convertir entropía en anti-entropía, la primera señal de anti-entropía es la belleza, la vida es básicamente anti-entropía, por ello todos aman la vida, y su imagen es lo bello, el lujo, el arte, el amor, la música, las maquinas, la sofisticación de la aristocracia de los Thaumasios, todo eso era anti-entropía, y causaba fervor, amor, yo no quería tanto, pero esa era, sin duda, la solución para que mi padre me quisiese.

22 VIAJEROS DE LA ETERNIDAD: Callar y Pensar.

 


Un trillón de trillones de años después…

 

A pesar de mis trabajos para darle voz Thalos nunca hablaba o lo hacía solo en raras ocasiones, solo escuchaba con astucia, pero parecía pensar interminablemente. Un día le pregunte exasperado.

—¿Para qué usas el lenguaje?

—Para callar —respondió.

Por eso me sorprendieron unas palabras suyas interrumpiendo el silencio:

—Conozco un hombre así, sí, un Emisario, un heraldo, recorría el subsuelo y luego ascendía a los desiertos de arriba. Parecía tener miles de años, cuando nací el ya existía. Y mis ancestros conocían de sus trabajos. Acaso era un inmortal. Era el único humano que no moría en el último planeta al pasar los siglos.

—Llévame hasta él —le dije.

—Pido un pago.

—Pídelo.

—Quiero no morir, como el Emisario.

—Somos seres efímeros no podemos dar lo que no tenemos, ni tampoco recibirlo. Como un ave está diseñada para el aire, nosotros  estamos diseñados para la fugacidad.

—Al parecer los organismos morimos por que la evolución nos programó para morir, nos impide ser eternos para que lo sea la vida. Pero podemos revelarnos a la vida y vivir. Modifícame como modificaste mi lenguaje. Toma eternidad de la máquina que llamas Thecnetos y nosotros llamamos madre. Ella es eterna sin dudas. 

—El Thecnetos no es eterno ni siquiera el universo lo es.

—El multiverso donde late el corazón del Thecnetos lo es. Solo es efímera su sombra donde nosotros vivimos. El objeto que las proyecta es eterno —dijo Thalos insistiendo en dejar de ser mortal.

 —Solo es eterno en nuestros términos, en términos tras-universales no. El multiverso también es finito, y acaso también un día desaparecerá.

—Como está desapareciendo el Emisario, debe haber perdido su inmortalidad ya, y a mí no me importa la eternidad de los otros mundos, solo la de este. Aunque sea la eternidad de la sombra que soy. Ayúdame y te guiaré a lo que buscas.

—Dices verdad somos sombras. Para ser eterno deberás dejar de ser una sombra o sea deberás dejar de ser Thalos. ¿Quieres eso? sería como darle eternidad a otro.

Thalos se llenó de rencor.

—Somos otros cada segundo, cada vez que en cambiamos. Tú también ya eres otro.

—Te daré suficiente tiempo, el tiempo que me regala el Thecnetos te lo daré a ti cuando me lleves al Emisario.

—Acepto. Considéreme su esclavo —dijo taimadamente justo antes de volver a quedarse mudo por días.

Pase de amo a esclavo un artefacto, viviría mientras yo lo ayudara. Y yo viviría de la esperanza que él me daba. Empezamos a buscar, el camino que sabía hasta el Emisario. El planeta era finito y mi búsqueda infinita, así un día al volver una esquina entre las ruinas lo hallaría.

       Desconfiaba de Thalos, pero varias evidencias me decían que ya estaba cerca a M y que no todo lo que me decía era mentira.

       No sabía que Thalos con el fin de alargar su vida y de jugar conmigo alargaba también el viaje hasta M dado largas perífrasis.

21 EPISTEMOLOGÍAS ARTIFICIALES: La Forma del Universo depende de la Forma del Cerebro

 


Un trillón de años después…

 El pueblo no lo conocía con certeza, pero había rumores que le estaban dando vida a una máquina mortal, que se alimentaba de la vida de la humanidad y que luego de matarla, iba a vivir para siempre, luego de acabar con toda la vida presente. Por ahora dormía. Al centro de esa máquina, Herakón trabajaba con los técnicos mientras algunos de estos soñaban ya con sabotear el proyecto. Dependiendo de las decisiones que tomasen sería el universo futuro y si fracasaban, no sería. A lo lejos, un permanente rumor de sublevación rodeaba al castillo de metal, eran minúsculos y fácilmente derrotables subversivos. Algunos se habían acercado un par de veces demasiado cerca a la máquina, e hicieron cierto daño, pero dada la enormidad de las instalaciones este era despreciable. Llegaron delegaciones de otras regiones de la trans-meta-corporación a escuchar un comunicado de los Zombis Hekantokeinos, dueños de las otras meta-corporaciones ahora unidas.

       Los Zombis Hekantokeinos eran los verdaderos dueños de la trans-meta-corporación. Ellos habían pactado la paz, una vez llegado el límite entrópico que daba fin a la vida orgánica. Una sangrienta paz que se comería toda esa generación para hacer funcionar al Thecnetos y para llevar a la humanidad a la eternidad. Estos seres, no eran maquinas ni simples humanos como Herakón, L o M. Eran la raza humana más evolucionada y también la más rara. Vivían en planetas muy remotos y aislados. Nunca tenían contacto directo con los sistemas que dominaban ni con los otros humanos que gobernaban. 

Vivían rodeaos de autómatas como Nimis. Y vivían solo en el pensar, pues esta extraña raza carecía de sentidos, no tenían ojos ni orejas ni lengua ni piel sensible. Su conciencia carecía de sensaciones, sino tan solo ideas. Pero tenían mentes y sistemas nerviosos muy desarrollados que se comunicaban con las máquinas que abarrotaban sus planetas, no necesitaban ver al mundo para comprenderlo y dominarlo. Aunque era una rara forma de pensar sin imágenes.

Uno de ellos hablo por un monitor. En la pantalla se vio la horrible forma de estos humanos. Su cabeza no tenía ojos, ni orejas, la boca estaba reducida a una cicatriz sellada, las fosas nasales unidas en un solo hueco tosco. Las formas de la cara dependen de su función. Músculos y huesos permiten movimientos y gestos, esto estaban ausentes en los Zombis Hekantokeinos, habían borrado sus sentidos voluntariamente hace millones de años en su evolución dirigida, solo pensaban. Así la anatomía facial era caótica y vacía. La cabeza solo era el espacio para su cerebro que podía conocer el mundo sin ayuda de sensaciones, solo con el pensamiento bastaba. Respiraban y se nutrían artificialmente por medio de máquinas conectadas a su sistema circulatorio. Así la pantalla ofreció el espantoso espectáculo de una cabeza deforme y sin rostro. Solo Herakón entendía el mensaje, su idioma no era de palabras, o sea no las usuales, la mayoría de palabras significa sensaciones, hielo por ejemplo significa blanco, frio, resbaloso, etc. Estas solo eran conceptos. Terminada la trasmisión, el grotesco rostro en la pantalla quedo a oscuras. Pues a oscuras vivían los Zombis Hekantokeinos en sus remotos planetas de dominio.

—¿Que ordenaron? —preguntó el Thaumasios Orf rodeado de pequeños sirvientes a Herakón.

—Que debemos decidir ya cómo será la mente del Thecnetos, y con ello decidiremos la forma misma del universo.

El Thaumasios Orf, venido recientemente de una meta-corporación lejana se contrarió:

No entiendo, toda conciencia depende del universo que conoce y no al revés, conocer objetivamente el mundo es ser independiente de lo que se conoce —. Orf era un Thaumasios digamos provinciano, su cuerpo pequeño y casi trasparente, estaba rodeado de densa cablearía, eran tecnologías poco eficientes de su lejano mundo, lo rodeaba caóticamente y no dejaba ver sus extremidades, solo una masa articulada sin cabeza visible, solo su voz emitida siempre por parlantes del locus sonaba a persona. Pero debajo estaba un pequeño humano como todos.

Herakón refutó:

—La forma del universo depende la forma del cerebro. Ves todo desde un punto de vista, las cosas cercanas las ves grandes y las lejanas, chicas, pero en realidad las cosas no son ni grandes ni chicas. Imaginamos al universo siempre visto desde un ángulo de visión humano, pero en realidad el universo prescinde su observador para ser. Un conocimiento verdaderamente objetivo debe ser trans-humano. La epistemología[1] siempre estudio como conoce el mundo el ser humano. Trascribió en términos lógicos lo que hacía nuestro cerebro. Pero nuestro pobre cerebro es el techo de lo que esas lógicas pueden hacer. El cerebro humano es el límite natural del conocimiento. Pero crearemos en esta máquina una epistemología artificial capaz de ver al mismo ser del mundo, capaz de lo que el pensamiento humano no puede hacer sino rudimentariamente. El mundo es independiente de nosotros sí, pero no es posible de verlo directamente, por eso el cerebro crea un mundo que lo sustituye, ¡que lo falsifica! Así lo hizo la evolución: sensación de salado por cloruro de sodio, la sensación de rojo por la presencia de longitud desde onda de 10 micras, noción de número por cantidad. Una sensación dentro nuestro, por cada cosa afuera... ¡El conocimiento humano es un embuste! Pero ahora crearemos una mente artificial total, que capte de verdad al universo. El Thecnetos será omnisciente: con esa nueva epistemología podrá ver de verdad el universo. Pues cuando logre conocerlo en tu totalidad no habrá diferencia entre lo que el Thecnetos piense y lo que el universo es.

—Es decir el Thecnetos será el universo conociéndose… Ya tiene como hacer su mente, pero ¿cómo lo hará despertar?

—Hay 2 códigos faltantes, no son leyes naturales, sino claves de acceso que dejo L.

—Él ya no existe, esa clave se ha perdido.

—Hemos creado una máquina que va probando todas las claves posibles, un día debe dar con ellas.

—Como podrían ser cualquiera eso tomará una eternidad. Y acaso solo tenemos unos meses más de vida humana. El universo ya se está desgarrando en lo profundo.

   Herakón vio desalentado el tamaño de su impotencia.



[1] Filosofía del conocimiento.

domingo, 1 de enero de 2023

19 LA GUERRA CONTRA LOS HUMANOS: Padre… ¿Por qué me has abandonado?

 

Colaboración con Hans Rothgiesser.

 

13,8 billones de años después del big bag y un trillón de años antes.

 

—¿Los heréticos han ganado? —preguntó Orson.

—No —respondió Anthonio—, no es por ellos que nuestro dios está enfermo.  Hay otro enemigo.

       Los tres caminaron lentamente hasta el altísimo altar. Su serena elegancia conmovía. Cuando estuvieron a una distancia prudente, Anthonio, más alto que ambos militares que ya eran grandes, dejó de caminar.  Padre y Orson lo imitaron. Ninguno de los tres dijo nada. Esperaron a que los sacerdotes principales que discutía en voz baja en el altar los notaran. Ésa era la manera.

Por suerte, no se demoraron mucho. El sacerdote principal de la fe que gobernaba esa ciudadela se quedó callado un momento y luego se volteó hacia Anthonio.

“Dígame, diacono Anthonio”, habló en una voz muy débil, propia de un hombre de su edad. “¿Es este el soldado que mencionaste? ¿El que hablo con el abiótico?”

“Teniente, señor”, se presentó el mencionado con un saludo militar. Estaba emocionado de por fin servir directamente al Sacerdote, sin tener que tratar con el incompetente de Orson como intermediario ni con el siniestro Anthonio. Este, a su vez, se dio cuenta de que estaba siendo desplazado. No obstante, antes de que pueda decir algo, el anciano comenzó a hablar. A Padre eso le pareció bueno.

       “A lo mejor ya le hayan informado de nuestra situación, pero de todas maneras deseo repasarla con usted, por si tiene alguna sugerencia al plan que hemos trazado. Usted será el responsable de ejecutarlo. Eso quiere decir, teniente, que el destino de nuestro dios estará en sus manos. Es la primera vez en la larga evolución de su vida eterna que esta depende de uno de sus hijos. Aunque siempre dependió de todos y cada uno. Es en el fondo un dios frágil. De usted dependerá que el futuro sea nuestro o de esas abominaciones tras-naturalistas, que le han declarado la guerra”

       Padre tuvo en ese momento sentimientos encontrados. Por un lado, se sentía nervioso, por otro emocionado. De todas maneras, sabía que esto era algo bueno. Pero también tenía una teoría, “ellos” los otros no eran seres vivos realmente, no eran unas formas de vida más evolucionadas sino algo diferente, quizás la vida (el dios) no era lo mejor que había evolucionado en el universo. Quizás la vida era como un eslabón perdido entre la materia y la conciencia cósmica, y ellos… Pero lo rodeaba lo sagrado. Y cometía un pecado al dudar de sus convicciones por la que había peleado todos los días de su vida. Pero también estaba su hijo… 

       “Sabemos que pedimos de Ud. más de lo que deberíamos —dijo el anciano sacerdote a Padre—. Pero debe entender, hijo, que tú eres soldado en una guerra que está durando ya muchas generaciones. Y que la vida es más importarte que nosotros, los seres vivos. Que la única utilidad de que respires o mueras es para dar vida eterna a la molécula germinal, nosotros somos la rueda que hace avanzar ese linaje infinito que es la vida, el dios.

       Padre sintió que cometía en secreto el pecado más grave. Sentía que su abstracto hijo era más importante que aquel abstracto linaje. Y eso era una prueba más de que el dios moría.

Anthonio lo miró con frialdad adivinando sus dudas.

—Todos los grandes héroes han sido perdidos. Ya no tenemos gente en quién confiar.  Oficiales como tú, ya casi no quedan. Así que es con mucha pena que te pedimos lo que estamos por pedirte, te pedimos que mueras por nuestra fe.

       Esto sonaba cada vez más como una misión suicida, pensó Padre. Pero no le preocupó. Si su muerte significaba la victoria definitiva de la vida sobre ese nuevo enemigo, no habría nada que lamentar… pero y ¿si estaban equivocados?

“Como quizás sepas, los heréticos están a perdiendo esta guerra, su obsesión con el incesto, incluso entre gemelos, su tolerancia con la otra especie nefanda los va pudriendo genéticamente. Algunos opinan que deberíamos esperar solo 7 generaciones para vivir en armonía una vez los hallamos matado a todos. Pero hay razones para creer que hay otro enemigo aún más peligroso. Entre estos herejes tenemos algunos informantes que nos han permitido acceder a inteligencia vital sobre ese nuevo y misterioso enemigo.

—¿El hombre que fusilé?

—Sí.

—El hombre que fusilaron no era un traidor sino un contra-espía.

—Tuvimos que fusilarlo para que los herejes no sepan del otro enemigo y se cuiden de él.  

—¿Quiénes son esos otros?

—Al parecer Ud. interrogó a uno de ellos, lo llamaremos trans-humano. Nadie sabe de qué región del planeta vienen o si acaso son una especie extraterrestre. Ya ha habido varios viajes de exploración en su búsqueda. Todos infructuosos.

Padre supo que estaban equivocados.

—Varios síntomas en la enfermedad del dios nos han alertado que son una civilización que construyó un arma anti-biológica final.

       El sacerdote lo acercó al dramático altar que tenía algo de gruta milenaria, en sus alturas había una de las imágenes más sagradas y tabú del dios, solo las personas más poderosas o los moribundos podían verlo. Divulgar su estructura o explicarla era castigado con la muerte y precedida de una legendaria tortura.

Padre alzo los ojos y contemplo reverente la fórmula de la vida, el cuerpo lógico-matemático del dios.

 

x = ((Rx ^ Ox) →Vx)

 

—Esa es la imagen del dios, sus partes y su estructura. No está claro cuál es la parte que atacan los trans-humanos. Envilecer una parte de esta fórmula es matar la vida.

—¿Que significa X, R o V? entiendo que la formula dice que, para todo fenómeno x, si x tiene la característica r y además la característica o, entonces x es el dios. Destruyendo R o O los otros pueden acabar con la vida. Pero ¿qué es O o R?

—Aún no puede saberlo. Quizás nunca debas saberlo. No se sabe cómo eso está matando el centro mismo de nuestro dios, esperamos su vejez y desaparición próxima, somos ahora como las células con vida de un cuerpo que acaba de morir —agregó un anciano más pequeño y viejo, retraído a un éxtasis místico perpetuo.

—Quizás la vida continúe en ellos.

—No. —Explico erudito Anthonio— Al parecer ellos no son vida realmente. Son artefactos bioquímicos, no entendemos cómo funcionan. Sabemos que Ud. ha visto uno. Por eso iremos a su mundo y averiguaremos la cura para el dios. Primero han de averiguar cuál es el arma que diseñaron, que parte de la formula atacan y si hay una cura.

—“¿Qué tanto sabe usted de genética?”, —preguntó otro de los tres sacerdotes, con un aspecto tan delicado que parecía una vieja enferma. Padre negó con la cabeza. Ante esto los otros dos ancianos se quedaron preocupados. Anthonio tuvo que salir a su defensa.

“¿Qué tan necesario es que sepa de la siencia? Lo que necesitamos es alguien que sepa algo de los tras-humanos. Y de eso el teniente sabe más que nosotros” yo me encargaré del pecado.

—“Mucho me temo que no es tan simple, Diacono Anthonio”, —la voz del Sumo Sacerdote era muy tranquila y relajante. No obstante, claramente estaba hablando de asuntos terribles.

—“Antes de que vuele todo en pedazos necesitamos que se asegure de que está destruyendo las instalaciones adecuadas. Esto es demasiado crítico como para no estar seguros porque es mortal esa arma.

—Sabemos por la doctrina natural que esa fórmula no habla de genes sino trasciende a ellos” —refutó delicadamente Anthonio— “Yo lo averiguaré, he estudiado el pecado de la siensia y usare su mala magia contra sí misma”, —dijo.

Los dos ancianos levantaron las cejas en sorpresa, mientras el otro místico seguía rezando como un esquizofrénico:

…5'-AAA GTC TGA CAG TCG TGT TCT GAC AGT CGT GCT GCT GTG AGT TCT GAC AGT CGT GAA GTT-3¨…

Sus ojos vueltos en blanco dibujaban un desagradable gesto femenino, que hacía eco en el sobrecargado hábito, aderezado de vulgares lujos y en unas uñas larguísimas y pintadas.

Orson lo observó si comprender lo que pasaba.

—“Hijo. ¿Está usted consciente de que esta es una misión sin retorno?” —preguntó el Sumo Sacerdote. Padre no pudo dejar de notar la ironía de que a él nadie le haya advertido al respecto.

—Lo sé —respondió Anthonio—, y entiendo la seriedad del asunto.  Si no encontramos el antídoto, la vida llegará a su fin”

Padre notó que Anthonio se ponía nervioso. Y no era para menos. El conocimiento que utilizaba el enemigo era muy avanzado. Se necesitaba un tipo especial de ser humano para entenderlo. Uno que era preparado desde pequeño. La única institución que aún mantenía la suficiente información como para poder captar niños desde temprana edad para esa vida era la Santa doctrina del dios. Toda la obra censurada de lo que una vez se llamó siensia era almacena y estudiada por estos fervorosos hombres. Anthonio pertenecía a esa orden que había estado de cerca de esas herejías como el inquisidor está cerca del diablo. 

 

—“Los detalles de la misión serán resueltos por el capitán Orson”, continuó hablando el Sumo Sacerdote. “Esta misión tiene la más alta prioridad, pero debe mantenerse en el más estricto de los secretos. Sabemos que los transhumanos, de existir, tienen espías entre nosotros”

       Anthonio disimulo una imperceptible incomodidad.

       Padre frunció el ceño y se volteó hacia Orson. Nunca había pensado en eso. Como el buen soldado que era, jamás había pensado en esa posibilidad. No obstante, ahora que lo pensaba, encontraba que tenía sentido.

—“Cómo es posible que hayan estado invisibles es algo que no puedo comprender”, comentó el anciano de voz aflautada y mirada femenina. “¡Le dedicamos tantos recursos a entender a los heréticos y ahora los trans-humanos! ¿Cómo es posible que tengan espías entre nosotros y no lo sepamos?” —dijo con cierta histeria sobreactuada.

—“Ése no es el problema”, respondió Padre. “El problema no es su invisibilidad sino su superioridad”

       Un escándalo removió los castos corazones de los tres sacerdotes.

—“Que es solo tecnológica” —comentó el anciano místico y de ojos nebulosos, dejando sus oraciones, pero sin mirarlos.

—“De hecho, no es solo tecnología. Es otra forma de pensar que parece alguna vez nosotros también tuvimos y que hemos ido perdiendo. Ellos parecen ser lo suficientemente inteligentes como para explorar mejores formas de entender el mundo, tienen otra epistemología”, comentó Padre, algo que llaman conocimiento. “Nosotros, en cambio, le dimos importancia a otras cosas”

—No sea hereje— susurró temblorosa la voz cobarde de Orson.

—El conocimiento, no existe —dijo Anthonio toscamente—, solo es una ilusión, pero estratégicamente combatiremos el fuego con más fuego” es decir con siensia y después apagaremos ambos y esta vez para siempre, el “conocimiento” solo es una suposición útil transitoriamente. Acabada su utilidad solo quedan palabras huecas. Como sea, físicamente son humanos, los espías que ellos tienen entre nosotros también, convertidos…— agregó Anthonio que empezaba verter su veneno en forma de sospechas sobre Padre.

Padre entendió la amenaza, lo pensó unos segundos y después se sintió obligado a intervenir. Lo mandaban a morir, es más a ya no conocer a su hijo.

—“no podemos entenderlos, pero el prisionero parecía entendernos a nosotros a la perfección”, —dijo.

Todos lo miraron detestándolo.