viernes, 6 de enero de 2023

24 LA GUERRA CONTRA LOS HUMANOS: Amnesia

 


Un trillón de años antes…

 eracom mira de lejos a una mujer levemente zafada que mira desde el puente las tropas que transitan abajo, sus ropas pobres y sus cabellos canos flotan con la leve brisa levantada por los números regimientos, su mirada de desilusión se mezcla con el autoengaño. Su conciencia se ha enfocado en algunas fantasías o interpretaciones de su mundo. Interpretaciones erradas. Solo es real lo que siente, lo que piensa es falso. También los que huyeron no pudieron huir de sí mismos y de su falsa voluntad.

—Yo soy así también, —piensa eracom— si no hubiera sido humano no pensaría ni sentiría así el mundo. Soy incapaz de ver el mundo en términos no humanos, soy un ciego. Los ojos no sirven para ver, solo para sentir... Viviré algunos años y pronto olvidaré incluso estas sensaciones equivocadas.

A eracom no le duele el mundo de sin razón, ya es mucho que la casualidad haya producido por accidente algo de conciencia, de esperanza o felicidad. Pero le pesa esa amnesia de no saber de dónde vino. A su alrededor la materia es ciega, sin vida, es más desafortunada que él. Al menos él es consiente. Y ese agradecimiento se parece a una resignada felicidad. Las gentes deambulan lentamente como queriendo parecer inocuas. El olor a urea de Limma punza en sus fosas nasales. Una ciudad de mudos. De susurros. Poblada por esta raza triste, descendiente de aquella misteriosa y ahora remota humanidad que él estudiaba en secreto.

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