Un
trillón de años antes…
Un tosco
remezón empezó, como si los cimientos de la Tierra se quebraran y se
arrodillaran en el profundo subsuelo, haciendo caer a Limma a una mayor profundidad en el subsuelo.
Los
heréticos habían tomado una ciudad más, el Rimac sur, un islote más. Y ahora derrumbaban los túneles que
comunicaban con él. Luego los abrirían de nuevo para invadir otro pedazo de
ciudad subterránea, si es que nosotros no lo hacíamos antes. Así, pedazos de Limma se iban conquistando y perdiendo
intermitentemente en el subsuelo. Todos los barrios habían sido muchas veces de
los heréticos u otras muchas de los locales ortodoxos. Ninguno de los 2
enemigos tenía un territorio definitivo.
En medio de la tierra que le caía encima
y abrazándose a sí mismo eracom vio a
un joven muy delgado y aterrado por el temblor. Tiritaba, eracom agarró su mano para confortarlo, estaba helado, sus huesos
eran muy débiles para ser incluso los de un joven. El joven elevó su mirada de
cristales rotos a eracom, y este vio
sus facciones, eran también poco viriles.
—¿Cómo te
llamas?
—Nimio —dijo apretando la mano de eracom al sentir una nueva explosión—. Sálvame.
—Nadie está
a salvo amigo —dijo eracom—, cualquier lugar es bueno para morir.
De
pronto eracom vio que el remesón
había movido algo en la cara de nimio, una ceja se había desprendido, y parte de
su cara ya no tenía esa barba incipiente.
Lo
entendió. Era una travestida, el anhelo de pertenecer de nuevo a la humanidad
hacía que algunos miembros de la otra especie trataran de camuflarse e
infiltrarse en esta. Miles lo lograban, pasando su vida entera en una mentira
que les permitía respirar, y a salvo de los reductos o guetos donde su especie
moría lentamente. Era el deseo desesperado por ser normal, y, por lo tanto, ser
otro.
—Perdóname,
ya sabes lo que soy. Pero tengo miedo, si pudiera elegir que ser al nacer… pero
¿no tengo derecho a anhelar vivir?, qué harías tú, si fueras lo que soy, no me
delates —dijo con cierto rencor y espanto.
—¿Qué haces
aquí? Sus zonas están lejos. ¿Qué te ha traído a estas peligrosas tierras? —La mujer
estudió sus emociones, no sus ideas, de ello dependía su éxito.
—Primero algo,
un lugar llamado Jardín Extraño, al ver la vida real, en Uds, la deseé para mí —dijo
con voz ahora aniñada
—¿Y tu
verdadero nombre es Nhimis?
La
mujer lo miró y no respondió, su raza no usaba el idioma para conocer sino para
mentir, no lo usaban para razonar, sino para expresar emociones, la mayoría de
ellas falsas.
—No me
abandones ni me delates o me expulsarán de la ciudad. Una terrible pena se
dibujó en su cara.
El corazón de eracom se enterneció de su desprotección, vio que debajo de la
camisa militar estaba una faja que sin compasión apretaba unos pequeños senos a
un frágil torso, como el duro castigo de un mártir al pecado de ser mujer.
—Puedes venir a la secta
de la memoria, ahí nos protegemos del hambre y del miedo, hay incluso algunas
mujeres, puedes pasar ahí unos días, pero es un grupo de idealistas y debes
hablar como ellos. Dar un pequeño discurso y yo también, yo hablaré primero así
sabrás que decir. Yo no veo diferencia entre hombres y mujeres, son para mí lo
mismo, aunque no necesariamente algo bueno.
Nhimis
le sonrió, supo que encontraba un modo de salvarse. De hecho, llevaba días
planeándolo. Hacerse pasar por un iniciado de la memoria y así poder estar
cerca de Hans Hahn y del Jardín Estaño.
Todos
vieron venir a eracom con un nuevo
pupilo. Lo miraron con benevolencia, solo el experimentado Ahelos sospechó.
Ya
eracom hablaba. Miró a Nhimis para recordarle que debía hablar
semejante para poder salvarse.
…no sabemos que causo la gran muerte, la
extinción de nuestros antepasados, el apocalipsis del planeta. Ni si décadas o
milenios nos separan de ellos…
Nhimis se esforzó en entender
para copiar ese discurso. Pero era tan raro. ¿De qué hablaba aquel imbécil? Un
disgusto se encendió en ella.
…podría ser una
catástrofe cósmica, o acaso contaminación o una guerra con armas que no podemos
imaginar. Quizás una reducción de la población a causa de una epidemia no
permitió que se retomase la civilización, hay teorías sobre un artefacto peligrosísimo
cuya explosión accidental contamino la superficie, un evento cósmico, el caso
es que el hombre llego a saber demasiado y al jugar con eso, jugo con su
destino. Pero no hay evidencia de ninguna de esas tesis, el caso es que ahora
somos sombras, restos de esa humanidad, nuestra ciudad, Limma es solo una parte
hundida de otra que existe en las alturas de la superficie… y que ignoramos.
Estaba
desquiciado si pensaba todo eso —pensó Nhimis,
incluso le dio algo de risa, pero más que nada sentía miedo, pues no podía
aprenderlo para luego repetirlo…
…Pero acá en nuestra sangre corre la sangre de
esos hombres, podemos volver a ser lo que éramos, buenos y bellos… nuestro solo
objetivo …. salvar a la humanidad de este estado primitivo… para ello…
Mientras eracom hablaba, tan pausadamente, Nimio o Nhimis temblaba
aún más fuerte que cuando oía las bombas, cada párrafo del tímido estudiante la
hacía sobresaltar y la lastimaban. El odio hacia eracom la amargaba cada vez más, los seres vacíos tiemblan así al
sentir la presencia de hombres como eracom
cuya desmesura delata su propia vacuidad.
…en el corazón de toda ser humano está el deseo
del saber y del bien, a pesar de que vemos su conducta bestial y egoísta, es
solo una apariencia…
Ahelios interrumpió:
—eracom ha traído un nuevo hermano,
déjenle ser parte de nuestra causa.
Una
miríada de amables rostros apuntó a Nhimis
y un aplauso la rodeó animándola a hablar.
Ella
se preparó, tomo aliento, y se puso al frente, no pudo evitar fingir
aniñamiento, sabía que los hombres se conmueven de la fragilidad de los niños,
pero debía esforzarse esta vez en parecer inteligente, abrió la boca para hablar,
pero solo salió silencio… todo el peso del mundo la quebró de pronto.
Todos
quedaron atónitos. Empezó a llorar, no era ahora un truco para dar lástima,
realmente se sentía demolida. Dejo a todos incrédulos.
—El
mundo es un mundo, que no o que sí… —ahí se detuvo, seguir sería peor.
Confuso
pero compasivo, Milo, un gigante
amable la abrazó. Esta sollozó sobre él, su llanto era claramente femenino y
todos entendieron el embuste, ella también lo supo y empujó con odio fiero a Milo. Odiaba la fuerza de este y la
inteligencia de eracom.
Salió
ya sin esperanza, otro plan fallido, su vida era así, era obvio no era un
hombre, qué tonta fue por intentar pasar por uno de ellos. Y odio profundamente
a eracom, hubiese deseado sacarle el
corazón a mordidas, no por lo que hubiera hecho, sino por lo que era.
Su
mente se llenó de horripilantes escenas, sabía no tenía ni fuerza para matarlo
ni inteligencia para ser mejor que él, pero podía usar la debilidad emocional
de los demás, ahora no, un día.
Se
prometió destruirlo y lo haría eventualmente.
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