sábado, 2 de septiembre de 2023

42 LA GUERRA CONTRA LOS HUMANOS: La mujer es un animal áptero 3

 



Un trillón de trillones de años antes.

El casto iniciado eracom acompañaba a Nhimis a ese lugar peligroso.

—Permanece cerca mío.

Subían y bajaban por Limma, atravesando sus muros ahuecados y sus caprichosas escaleras, cuya diversa arquitectura delata un mosaico confuso de épocas que la componía, se acercaban más y más a un lugar abyecto y se sentía lejana, su maldad. Aún era temprano. Solo había unos pocos hombres esperando callados. Vino uno de ellos, el Leno, era alto, pero repentinamente parecía torpe: Hans hanh, vino a ellos e hizo algo repulsivo, puso sus labios sobre los de Nhimis y esta aguantó el asco, e incluso le lamió la lengua, eracom se ruborizó, sintió una incomodidad en el estómago, era el pecado nefando, nunca lo había presenciado. Por primera vez veía su suciedad en persona.

—Anoche soñé contigo, ahora solo soñaré contigo, regresó a mi tierra.

—Yo sueño a diario contigo, con todas Uds —dijo Hans hahn y cogió la mano de Nhimis, esta lo dejó solo un segundo. Satisfacer y frustrar era el juego. Era obviamente un lugar peligroso, pero no para ella, le había mentido a eracom. Nhimis al sentir la mano compasiva de eracom creyó que escondía una debilidad por las mujeres, no podía creer que fuese mera compasión, cosa que ella no concebía, así que lo llevó a un lugar donde en secreto se ejercía la heterofilia prohibida, vicio suficiente para perder a uno de esos idealistas. 

—Me iré, no puedo sobrevivir, necesito tu ayuda…

—Soy tu esclavo. Ya lo sabes…

—Dame tus pilas de bio-mantenimiento

—Solo hay una suficientemente cargada.

—¿Y estas? —dijo Nhimis agarrando el brazo de Hans hahn. En este brillaron unos ojos de amor, el más puro, y más duradero, el no correspondido. Se sacó las pilas del brazo eran 4, repentinamente Hans Hahn se puso pálido y frio, pero aguantaría unas horas.

—¿No eran 5? —dijo Nhimis.

Te la daré por …

—Quédatela —dijo Nhimis y le dio la espalda, ya tenía lo que quería y debía retirarse.

       eracom estaba horrorizado, la mitad de lo ocurrido simplemente no lo entendió. Pero supo lo abyecta que era Nhimis y decidió no verla.  Se iría sin ella. Y ahí notó que ella ya había empezado a irse, realmente no la atemorizaba el camino, así que él esperó para salir detrás, pero a distancia de ella, antes de salir del Jardín Extraño por la estrecha entrada, algo grande y tosco entro por la estrecha puerta, empujo violento como a un estorbo a Nhimis como era usual hacer con las mujeres.

Paso con más cuidado al lado de eracom pero su caliente hombro desnudo roso la piel del iniciado, en ese momento las palabras de Nhimis, que hablaba sin parar se apagaron, se volvió mudo el mundo, el cerebro de eracom se apagó como una ciudad a punto de sucumbir, concentrando toda su energía en su núcleo más primitivo, solo fue un segundo, o menos, no lo suficiente para ser consciente o recordarlo luego, luego esa figura grande y hermosa desapareció pero eracom la reconoció, solo sintió a su espalda que algo grande bajaba hundiendo el aire con él. Pero sabía quién era, y se prohibió volverse a verlo de frente. Al despertar de esa leve distracción noto que Hans hahn estaba hablándole.

—Perdón, ¿Qué me dijo?

—No dije nada, ya sabes no necesito que me entiendas solo que ellas me entiendan, buscas seguro un contacto prohibido... —dijo ya seguro de haber logrado un cliente.

De pronto rio con una carcajada obscena, nada de su conducta tenía sentido para eracom, felizmente ya todo había acabado.

       eracom regreso a la secta vanamente seguro de haber hecho mal. Y a pesar de que no recordaba ningún incidente particular, algo irreversible había pasado y cambiado en él.

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