Un trillón de años después…
El
primer ataque rebelde fue derrotado, pero ese día un punto débil del monstruo
se debelaría. Un diminuto funcionario, Farman,
había caminado torpemente por horas por las zonas desiertas, y finalmente había
llegado a la reunión de los rebeldes organizada por Petrock. Desde su minúsculo escritorio de burócrata había
descubierto donde estaban, pero no avisó a la trans-meta-corporación, tenía sus
propios planes. Su aspecto era muy tímido y tuvo dificultades para hacerse
entender por los enormes guerreros que hacían guardia, pero logró finalmente
ser admitido por Petrock, su aspecto elegante,
aunque pobre, corroboraba que era un funcionario elevado de la trans-meta-corporación.
El funcionario tiritaba de aprensión. Los
recios rebeldes no pudieron evitar reír del miedo del hombrecillo.
—¿Por
qué tanto miedo? —le pregunto con sorna Ayazx
—Este
hombre es en realidad un valiente. Nos ha entregado un informe de la máquina,
del Thecnetos —agrego Petrock.
—¿La
máquina que nos salvara? —comentó otro rebelde.
—¡Que
nos matara! —dijo Farman aterrado.
Era muy delgado y sus ropas holgaban en su aterido cuerpo.
—Que
dices. ¿De qué se trata realmente esa máquina?
—No
puedo hablar.
—Te
mueres por hablar traidor —dijo Ayazx
—El
Thecnetos nos matará, una vez que despierte. Cuando pase esto debe absorber
cantidades enormes de energía y materia. Pero fundamentalmente información.
—¿Qué
información?
—Nosotros,
los seres vivos estamos hechos de información, más densamente que cualquier
otra cosa, por ello esa máquina monstruosa debe comerse a la humanidad, ahora
se trasportan numerosos contingentes de personas hasta ella, son sacrificados, como
en un templo de superstición primitiva, pero al encenderse ella absorberá
absolutamente toda la vida alrededor suyo instantáneamente, ¡de todo el cosmos!
—Eso
es técnicamente imposible.
—No
lo es. Mi miedo es que parece que en unos días empezará a funcionar, Herakón encontró finalmente la pieza que
buscaba, ya tiene eso que completará al Thecnetos, es un secreto de los Thaumasios, pero algunos empleados pudimos
descubrirlo, ¡ayúdenos! —dijo y se aferró con terror al brazo de Ayazx. Este soltó una carcajada y soltó
su grueso brazo de los dedos rígidos de Farman
violentamente.
—¿Qué
buscaba? ¿Qué hacía falta para completar a la máquina?
—Algo,
alguien, Ene, algo así, no lo sé bien,
pero sé que ya no necesita más para empezar su holocausto. Muchos burócratas llevamos
días consternados después de descubrirlo. Esa máquina podría despertar hoy y
será nuestro fin —dijo temblando Farman
con las pupilas dilatadas de terror.
—Es
imposible destruirlos, son todopoderosos y su máquina es un dios.
—Así
que ese es el plan, si la población supiera esto se revelaría y ganaríamos
tiempo.
—Nosotros
los funcionarios también colaboraremos.
—Por
eso hemos planeado en unas semanas asaltar una estación y desde ahí podríamos trasmitir
la información a la población.
—¡Deben
hacerlo cuanto antes! ¡Hoy mismo!
—Debemos
—agrego Ayazx— ya eres uno de los
nuestros.
—No
te asustes, no mataremos a nadie. Es por la vida que peleamos no por muerte
—agrego Petrock apoyando un brazo
sobre el técnico para infundirle confianza.
Su hijo fvogelfit miró
con orgullo y emoción la serenidad y nobleza de su padre.
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