Un trillón de años antes…
Un día más de hambruna
y guerra[1].
Hubo ejecuciones colectivas de antiguos funcionarios en el norte de las
estaciones antiguas, aunque se rumorea que en realidad era una redada para
conseguir combustible para la construcción del Thecnetos. Pestes asolan a la
población, confinada a sus supersticiones y confusas costumbres actuales. Una
rara economía y sociedad se ha desarrollado para la última generación, tan
distinta a la ordenada civilización que antes conquistó el cosmos y ahora muere
con él. Yo por mi parte pertenezco una nueva casta surgida estos días. No soy
humano, pero tampoco un androide. Soy uno de los niños-juguete. Nacimos casi al
mismo tiempo que nació el Thecnetos. Del mismo modo como al inicio del mundo
nació la antimateria y la materia, y una se comió a la otra, así nacimos
nosotros. Lo más deleznable del cosmos surgió en paralelo al ser más perfecto
que existe y al que, aunque nacimos derrotados, hemos jurado destruir o este
nos devorará. Mientras, somos entretenimiento o una muleta emocional para gente
desesperada. Somos una categoría rara de esclavos, yo por ejemplo sirvo a Ayazx, un monstruo que debo llamar
padre, pero podría llamarlo enemigo, mi más perfecto enemigo.
Yo, n, como
todos los niños-juguete, como vfogelfit,
Elio, Enio o Amaru somos
producto de una enclenque industria, una especie de juguetes humanos o personas
mascota. La humanidad siempre modificó a los animales o a los androides para que
se parecieran lo más posible a sus niños. Pero ya no hay niños de verdad, están
prohibidos, por eso somos despectivamente llamados golem. Esos linajes de animales fueron modificados genéticamente de
antiguo, generación tras generación para parecerse a la cría del Homo sapiens thecnesies. En nosotros el
parecido es completo, pues somos hechos del mismo genoma humano. Cuando fue
abolida la reproducción por la nueva trans-meta-corporación, la última
humanidad exigió mascotas casi humanas. Los niños estaban prohibidos y nadie
sabía cómo hacerlos en un mundo solo de hombres. Con la meta-corporación murió
el poder de dar vida. Dada esa demanda del mercado las industrias que
fabricaban mascotas compraron a la meta-corporación todos los embriones
congelados que guardaban y de ellos nos hicieron. Pero solo los más
deteriorados, los casi no humanos. Hay un mínimo de anti-entropía en un ser para
que sea considerado vida, cuando la entropía, que otros llaman fealdad, carcome
y conforma a un organismo ya no se le considera vida, solo una cosa. Nosotros
estamos al borde y no por eso no podemos madurar. Eso fue terminantemente
prohibido por Herakón. Por ello la
meta-filosofía no nos considera personas, a lo más una categoría de seres
inacabados. Humanos en potencia, nunca en acto, por lo tanto y dado nuestro
incompleto desarrollo, no somos verdaderamente gente.
Con los años,
como sucede con todas las mascotas, nuestros amos se aburren de nosotros,
pasamos a ser simples esclavos o somos vendidos a otras parejas de eromenois, la mayoría hemos tenido ya
muchos padres que, al poseernos, notan pronto que no éramos eso que deseaban,
eso que desea toda vida; una copia de sí misma. Descubren que somos un embuste
comercial, una estafa, una muleta necesaria pero odiosa. Los niños de verdad
prometían eternidad a los mortales, los prostéticos no. Por eso, pronto nos
aborrecen, pero mi padre no lo hizo. Desearía aburrirlo, ya no sueño con que un
día me quiera. Algunos niños-juguete son simplemente liberados a su suerte que
significa casi siempre la mendicidad o la tragedia.
Algunos forman
colonias o pandillas de niños cimarrones. La policía de la tras-meta-corporación
los elimina eventualmente. Me siento hermano con todos ellos.
Pero hay algo que los
humanos no saben de nosotros. Y que ocultamos a la perfección. Hay el rumor de
que uno de nosotros alcanzo la madurez y nos liberará. Como todo esclavo
aprendemos pronto a mentir, a ser ocultar en secreto y es fácil guardar
secretos en este mundo de caos. Hay una muda complicidad entre nosotros. Sueños
comunes a espaldas de nuestros amos humanos. Sé que en algunos sitios se reúnen
niños-juguete, libres y esclavos. Yo no lo puedo afirmar, mi padre es severo y
minucioso. Pero comparto con ellos la fe de “N”. Todos nos adherimos en secreto
a esa religión. La religión de N. ¿De dónde surgió esta secta, una de las miles
que enredan y enferman a la humanidad? La respuesta causal es de la
desesperanza, de los anhelos vacíos del hombre. La respuesta factual nadie la
sabe. Pero hay un mito que ofrece una explicación a su origen. Pero como todo
mito está en términos poco realistas: se rumorea que el creador del Thecnetos
dejo un embrión suyo, un ser más perfecto que él mismo y que el mítico Herakón, soberano absoluto o esclavo
absoluto de esta última humanidad. Como todos, fue accidentalmente destinado a
ser niño-juguete, el mito dice que él sí es capaz de madurar, y que le basta
esa condición para ser un dios. Y como estos, es invisible. Dicen que anda en
secreto por las estaciones y los planetas artificiales. También se dice que ha
huido lejos del control de la trans-meta-corporación. Todos nos consideramos
sus hermanos y hemos jurado servirle, incluso con la vida. Y también prometimos
destruir al Thecnetos que es su enemigo. Desde nuestra pequeñez soñamos
enfrentar a la humanidad, aunque no esperamos vencerla. El único afecto real que
tengo, aunque estoy forzado a fingirlo con todos, es hacia N, N es amado por
todos, y aunque no lo conocemos, lo esperamos. Por ello elegí para mí el nombre
de “n” como muchos hacen, pues ese dios heroico y secreto es de algún modo
todos nosotros, aunque seamos solo remedos mortales de su perfección divina y
legendaria.
Otros, una vez que consiguen su libertad
lo buscan, pero corta es la vida de los niños-juguete una vez libres…
Llega Ayazx, mi terrible padre, sé que un día
me destruirá, por eso no me deja libre, debo callar.
[1] A pesar de la
comunidad inter-universal, la tras-meta-corporación se derrumba. Los humanos no
quieren sacrificarse a la vida humana hipotética en una máquina y luchan contra
el proyecto Thecnetos. Cayeron algunos poderosos zombis Heakantokeinos y la trans-meta-corporación se volvió lejana, pronto
germinaron las revueltas, ahora es una corporación clandestina, según algunos,
inexistente. La población había decidido vivir su última vida, no puede haber
otra, pero un simulacro de continuidad era necesario, así nacieron las pobres
instalaciones de la fábrica de niños montadas sobre los antiguos centros de
androgénesis.