jueves, 7 de marzo de 2024

64 LA GUERRA CONTRA LOS HUMANOS: La adicción a lo imposible

 

 

13,8 billones de años después del inicio del universo…

El joven sin memoria, eracom, recorría su sueño como un minúsculo héroe recorre una minúscula aventura, mientras, su cuerpo dormido se enfriaba sobre las losas heladas, en el sueño abrazaba a Eme que era de nuevo el hombre bueno del sueño, y él era Ele, otra vez era puro y con infinita ternura fue feliz de saber que no se desvanecería al despertar.

 

Eme respiraba esperanzado, Ele se apoyaba en él y escuchó al funcionario.

—No es necesario que se culpen —dijo el funcionario. Aprobamos su plan, nadie sufrirá.

—¿No planean la eliminación de la otra especie? —preguntó Ele.

—No. Dejaremos eso al dios. Nosotros no intervendremos. Uds. serán los primeros en usar esa técnica.

Henchidos de felicidad se sintieron infinitos, como si una nueva especie surgiera de aquella primitiva e inocente pareja de seres humanos. Y así sería en los milenios que sobrevendrían sobre ese mundo aún luminoso y pacífico.

 

Luego el sueño se deshizo y eracom dejo de ser Ele. Lo primero que descubrió al despertar, como cuando se encienden las luces y se contempla un asesinato, fue que no estaba en el locus de Eme, ni en ningún lugar conocido, ¿cómo había llegado ahí? Sentía hambre y debilidad y… Eme no estaba. Yacía en una calle desconocida y oblicua de Limma: que hacía milenios se llamaba Lampa.  

Su brazo había sido magullado y algunos cables rotos salían de él. En su brazo, como en el de todos los ciudadanos, estaban una especie de pilas bioquímicas. Esas pilas daban ATP[1] y algunas otras biomoléculas al cuerpo en dosis diarias, sustentándolo. El contador de la pila bioquímica indicaba cero. Mientras dormía, alguien le había robado la energía. Eso era muy común en esas calles abyectas.

Sospecho de… pero su cerebro ahora no le permitía admitirlo, su creatividad le hizo montar una suposición compleja para inventar otra explicación. Igual una dolorosa decepción lo remeció. Al reponerse de ella descubrió que un hombre fornido y viejo se hallaba cerca mirándolo.

 

—Te han robado, tu vida, en minutos morirás —dijo Phratede monoftalmos, ahora solo te sustenta las moléculas que tienes en el cuerpo y en unas horas morirás.

 eracom tembló. Quizás ese hombre era el ladrón. Un cínico ladrón que jugaría con él en esa torcida y despedazada calle de Limma.

      

—Yo estoy igual —dijo y mostró su contador de pilas bioquímicas que marcaba cero—, pero en mi cuerpo almaceno energía para muchos días —dijo tocándose la gruesa barriga llena de pelos negros—. Ya llevo varias semanas sin suministro artificial. Y en realidad no lo necesito. Te enseñaré un modo de conseguir energía química de modo natural.

En una bolsa, Phratede había capturado diversos insectos albinos. Sin luz natural, esos minúsculos seres eran casi traslúcidos, como el vidrio, a falta de melanina. Cogió un puñado con una mano tan gruesa que dejaba poca agilidad a los dedos y bestialmente lo llevó a su boca. Lo deglutió sin masticar. Al joven le pareció como ver a una bestia primitiva comer. Phratede cogió el resto de un manojo y lo llevó a su boca, esta vez lo trituró haciendo una pasta lechosa e inmunda con él.

—Acércate —le dijo y puso una ancha mano detrás de la nuca de joven, acercando su cabeza a la suya, puso su boca sobre la suya y paso la pasta a la boca del joven, como un pájaro alimentando a su cría. Luego puso su otra mano delante cerrándola y le obligó a pasar. Luego de unos segundos de resistencia eracom paso el repulsivo líquido. Sintió una sublevación fisiológica y un comienzo de nausea, se atoró y empezó a toser.

—Tu sistema digestivo no está acostumbrado, no sabes deglutir, pero este es el modo de no morir. Así la antigua humanidad comía. Matando. Hoy todo depende de las recargas que da el dogma a cambio de esclavitud.

eracom sintió una leve desilusión, descubría por segunda vez que la antigua humanidad se mostraba bestial si así se mantenía y muy distinta a lo que soñaban los buscadores de la memoria.

—Quizá enfermes, tu cuerpo no sabe cómo digerir, pero aguantaras hasta que consigas de algún modo recargar tus pilas bioquímicas.

—¿Por qué hace esto? ¿Por qué me ayuda?

—Soy el erastés de tu padre. Fui…Vengo a rescatarte.

Puso su fuerte brazo alrededor del adolescente y le dijo:

—Eres igual a tu padre. Aunque muy delgado.

—¿Quién es? ¿Quién soy?

—Él ya no está en ningún lado —dijo contrito. eracom entendió que ya había muerto.

—Quién eres puedo decírtelo. No sé cómo fue que él te engendró. Pero veo por tu debilidad que no eres hijo solo de nuestra raza. Eres un mestizo, te llevaré lejos de esta inmundicia, partiremos. Estarás a salvo mientras yo viva.

—Así será, gracias —dijo racional y aliviado eracom.

—Esa gente que has conocido estas noches es la peor de este mundo descompuesto. Llevo días espiándote y vi cuando entraste a ese sótano. Y tu encuentro con aquel pornoieracom se avergonzó.

—Los heterofílicos son degenerados, seres anormales y esa plaga que vive de ellos son aún peor. Parásitos, buitres de una enfermedad incurable. Ladrones de moribundos… ¿Qué hacías acá? ¿Eres heterofílico también? Eres un hijo imperfecto de mi eromenos, pero considérame como un padre.

—No soy heterofílico. Pero creo que incluso esos seres extraviados son parte de una humanidad perfecta que llevamos todos aún dentro —dijo eracom.

—¿Perfectos? Son todos perversos. Desde que conocen su condición empiezan a degenerar y a agrietarse, el hombre es malo, ya lo habrás aprendido, pareces inteligente, pero estos hombres son peores. Una maldad en estado de pudrición.

—Acaso solo es así por el lugar y el tiempo que les toco en el mundo.

—Es el lugar que les dio la naturaleza, un lugar fuera del dios. Las relaciones entre hombres y mujeres son incapaces de engendrar vida, vida de verdad. Y por ello amenazan a nuestro dios que vive de la reproducción de sus criaturas perfectas. Por eso su corazón cría odio y muerte. Vez como ese heterofílico te quitó el tiempo. Si no te alcanzaba habrías muerto pronto.

       Luego eracom comprendió que Phratede había visto todo. Bastaba preguntarle para salir de dudas. Así que no preguntó nada.

—Su naturaleza es insana. Son la anti-vida.

—Si soy un mestizo, soy también anti-vida.

 —No veo en ti su maldad, al menos no superficialmente.

—Acaso el deseo de unirse a la otra especie no sea malo en sí, sino que las leyes del dios actual lo juzgan malo —dijo como para perdonar a Eme.

—Esas leyes son eternas y la última verdad hijo.

—No lo creo, en la humanidad pasada sirvieron al dios… el dios cambia —dijo y se arrepintió de revelar sus dudas agnósticas.

—No importa la génesis del mal, el caso es que ellos ya están podridos espiritualmente. Irreversiblemente. Deja este mundo, te criaré como a un hijo. Veo en ti la mirada de mi eromenos. No eres impuro como ellos... aunque deberías serlo por tu origen.

—Este no es mi mundo, solo lo investigaba. Creo que podría salvarlos. Soy un explorador de la memoria.

—Ellos son célibes, hijo.

El joven eracom se avergonzó de que Phratede monoftalmos haya espiado el ritual atávico que toscamente había realizado con Eme.

—Has roto sus votos y los míos me los rompieron, no podré volver a pelear, pero te podría devolver a tu secta si no deseas vivir conmigo, puedo llevarte hasta ella y vigilar cerca que siempre estés a salvo.

Ahí Phratede le contó de su padre. El joven escuchó ansioso todo, por fin el pasado que había buscado todo este tiempo regresaba, estaba todo dentro de la cabeza de aquel tuerto, y entraría a la suya pronto. Pero, poco a poco, mientras hablaba, le ganó el sueño al fuerte militar, tuerto ya de un ojo, luego de semanas de andar sin parar. Quedándose dormido instantáneamente en una posición poco natural, sin acabar una frase. Inconsciente Phratedes monoftalmos se apegó a él, y este, inconsciente se acurrucó a su poderosa pecho, el olor de Padre sobrevivía en el cuerpo de Phratede, los amantes siempre huelen igual y así por primera vez eracom sintió ese olor y calor alrededor de él y fue como hundirse en una matriz tibia y protectora, una matriz masculina. Pero luego de entregarse a ese cariño que retenía el cariño de su padre, eracom empezó a soltarse incómodo. Phratede roncaba violentamente, como una gran bestia, libre de él, lo dejó yacer en el suelo, se sintió secuestrado. Pasivamente, vio cómo su cuerpo se despegaba de Phratede, de su padre, de la seguridad, de su pasado y se dispuso a partir. No vería a ese guerrero ni sabría más de su padre nunca más, pero debía irse, tenía que salvar a Eme.  

       Él no sabía que su cuerpo buscaba, desde esa noche empezó a andar incompleto en pos de lo que quería: lo imposible. No sería en esa vida que lo encontrase.

¿Qué puede perder más a alguien que querer lo imposible? Lo que ciertamente lo aniquilara como ser vivo o como conciencia libre. Buscar lo imposible es garantía de autodestrucción, pero eracom había nacido para eso. Y demoraría una eternidad en conseguirlo. Era obvio que Phratedes monoftalmos, por más bueno que fuera, no llenaría esa ansiedad. La buena voluntad del militar no podía hacer nada para ayudarlo. Algunos problemas no tienen solución, y en vano se gasta la inteligencia una y otra vez en buscar un modo de alcázar lo quimérico, lo irracional, lo inexistente.

—Si la razón no podía, la solución es buscar por medios irracionales —pensó eracom.

       La razón solo podía dar desengaños. Con esta idea se alejó definitivamente de Phratede, que no había alcanzado a decirle quién era, ni su verdadero nombre, ya no importaba, no lo volvió a encontrar en esa vida.

Así eracom dejo la razón y se adentró en la noche oscura de su corazón.



[1] El ATP (Adenosín Trifosfato o Trifosfato de Adenosina) es la molécula portadora de la energía primaria para todas las formas de vida (bacterias, levaduras, mohos, algas, vegetales, células animales) todas ellas contienen ATP.

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