13,8 billones de años después del inicio del
universo…
El joven
sin memoria, eracom, recorría su
sueño como un minúsculo héroe recorre una minúscula aventura, mientras, su
cuerpo dormido se enfriaba sobre las losas heladas, en el sueño abrazaba a Eme que era de nuevo el hombre bueno del
sueño, y él era Ele, otra vez era puro
y con infinita ternura fue feliz de saber que no se desvanecería al despertar.
Eme
respiraba esperanzado, Ele se apoyaba en él y escuchó al funcionario.
—No es
necesario que se culpen —dijo el funcionario. Aprobamos su plan, nadie sufrirá.
—¿No
planean la eliminación de la otra especie? —preguntó Ele.
—No.
Dejaremos eso al dios. Nosotros no intervendremos. Uds. serán los primeros en
usar esa técnica.
Henchidos de felicidad se sintieron infinitos, como si una
nueva especie surgiera de aquella primitiva e inocente pareja de seres humanos.
Y así sería en los milenios que sobrevendrían sobre ese mundo aún luminoso y
pacífico.
Luego
el sueño se deshizo y eracom dejo de
ser Ele. Lo primero que descubrió al
despertar, como cuando se encienden las luces y se contempla un asesinato, fue
que no estaba en el locus de
Eme, ni en ningún lugar conocido, ¿cómo había llegado ahí? Sentía hambre y
debilidad y… Eme no estaba. Yacía en
una calle desconocida y oblicua de Limma: que hacía milenios se llamaba Lampa.
Su
brazo había sido magullado y algunos cables rotos salían de él. En su brazo,
como en el de todos los ciudadanos, estaban una especie de pilas bioquímicas.
Esas pilas daban ATP[1]
y algunas otras biomoléculas al cuerpo en dosis diarias, sustentándolo. El
contador de la pila bioquímica indicaba cero. Mientras dormía, alguien le había
robado la energía. Eso era muy común en esas calles abyectas.
Sospecho
de… pero su cerebro ahora no le permitía admitirlo, su creatividad le hizo
montar una suposición compleja para inventar otra explicación. Igual una
dolorosa decepción lo remeció. Al reponerse de ella descubrió que un hombre
fornido y viejo se hallaba cerca mirándolo.
|
—Te han
robado, tu vida, en minutos morirás —dijo Phratede
monoftalmos, ahora solo te sustenta las moléculas que tienes en el cuerpo
y en unas horas morirás. eracom tembló. Quizás ese
hombre era el ladrón. Un cínico ladrón que jugaría con él en esa torcida y despedazada
calle de Limma. |
—Yo estoy
igual —dijo y mostró su contador de pilas bioquímicas que marcaba cero—, pero
en mi cuerpo almaceno energía para muchos días —dijo tocándose la gruesa
barriga llena de pelos negros—. Ya llevo varias semanas sin suministro
artificial. Y en realidad no lo necesito. Te enseñaré un modo de conseguir
energía química de modo natural.
En
una bolsa, Phratede había capturado
diversos insectos albinos. Sin luz natural, esos minúsculos seres eran casi traslúcidos,
como el vidrio, a falta de melanina. Cogió un puñado con una mano tan gruesa
que dejaba poca agilidad a los dedos y bestialmente lo llevó a su boca. Lo
deglutió sin masticar. Al joven le pareció como ver a una bestia primitiva
comer. Phratede cogió el resto de un
manojo y lo llevó a su boca, esta vez lo trituró haciendo una pasta lechosa e
inmunda con él.
—Acércate
—le dijo y puso una ancha mano detrás de la nuca de joven, acercando su cabeza
a la suya, puso su boca sobre la suya y paso la pasta a la boca del joven, como
un pájaro alimentando a su cría. Luego puso su otra mano delante cerrándola y
le obligó a pasar. Luego de unos segundos de resistencia eracom paso el repulsivo líquido. Sintió una sublevación
fisiológica y un comienzo de nausea, se atoró y empezó a toser.
—Tu sistema
digestivo no está acostumbrado, no sabes deglutir, pero este es el modo de no
morir. Así la antigua humanidad comía. Matando. Hoy todo depende de las
recargas que da el dogma a cambio de esclavitud.
eracom sintió una leve
desilusión, descubría por segunda vez que la antigua humanidad se mostraba bestial
si así se mantenía y muy distinta a lo que soñaban los buscadores de la memoria.
—Quizá
enfermes, tu cuerpo no sabe cómo digerir, pero aguantaras hasta que consigas de
algún modo recargar tus pilas bioquímicas.
—¿Por qué
hace esto? ¿Por qué me ayuda?
—Soy el erastés de tu padre. Fui…Vengo a
rescatarte.
Puso su
fuerte brazo alrededor del adolescente y le dijo:
—Eres igual
a tu padre. Aunque muy delgado.
—¿Quién es?
¿Quién soy?
—Él ya no
está en ningún lado —dijo contrito. eracom
entendió que ya había muerto.
—Quién eres
puedo decírtelo. No sé cómo fue que él te engendró. Pero veo por tu debilidad
que no eres hijo solo de nuestra raza. Eres un mestizo, te llevaré lejos de
esta inmundicia, partiremos. Estarás a salvo mientras yo viva.
—Así será,
gracias —dijo racional y aliviado eracom.
—Esa gente
que has conocido estas noches es la peor de este mundo descompuesto. Llevo días
espiándote y vi cuando entraste a ese sótano. Y tu encuentro con aquel pornoi —eracom se avergonzó.
—Los
heterofílicos son degenerados, seres anormales y esa plaga que vive de ellos
son aún peor. Parásitos, buitres de una enfermedad incurable. Ladrones de
moribundos… ¿Qué hacías acá? ¿Eres heterofílico también? Eres un hijo imperfecto
de mi eromenos, pero considérame como un padre.
—No soy heterofílico.
Pero creo que incluso esos seres extraviados son parte de una humanidad
perfecta que llevamos todos aún dentro —dijo eracom.
—¿Perfectos?
Son todos perversos. Desde que conocen su condición empiezan a degenerar y a
agrietarse, el hombre es malo, ya lo habrás aprendido, pareces inteligente,
pero estos hombres son peores. Una maldad en estado de pudrición.
—Acaso solo
es así por el lugar y el tiempo que les toco en el mundo.
—Es el
lugar que les dio la naturaleza, un lugar fuera del dios. Las relaciones entre
hombres y mujeres son incapaces de engendrar vida, vida de verdad. Y por ello
amenazan a nuestro dios que vive de la reproducción de sus criaturas perfectas.
Por eso su corazón cría odio y muerte. Vez como ese heterofílico te quitó el
tiempo. Si no te alcanzaba habrías muerto pronto.
Luego eracom
comprendió que Phratede había visto
todo. Bastaba preguntarle para salir de dudas. Así que no preguntó nada.
—Su
naturaleza es insana. Son la anti-vida.
—Si soy un mestizo,
soy también anti-vida.
—No veo en ti su maldad, al menos no superficialmente.
—Acaso el
deseo de unirse a la otra especie no sea malo en sí, sino que las leyes del
dios actual lo juzgan malo —dijo como para perdonar a Eme.
—Esas leyes
son eternas y la última verdad hijo.
—No lo
creo, en la humanidad pasada sirvieron al dios… el dios cambia —dijo y se
arrepintió de revelar sus dudas agnósticas.
—No importa
la génesis del mal, el caso es que ellos ya están podridos espiritualmente.
Irreversiblemente. Deja este mundo, te criaré como a un hijo. Veo en ti la
mirada de mi eromenos. No eres impuro
como ellos... aunque deberías serlo por tu origen.
—Este no es
mi mundo, solo lo investigaba. Creo que podría salvarlos. Soy un explorador de
la memoria.
—Ellos son
célibes, hijo.
El
joven eracom se avergonzó de que Phratede monoftalmos haya espiado
el ritual atávico que toscamente había realizado con Eme.
—Has roto
sus votos y los míos me los rompieron, no podré volver a pelear, pero te podría
devolver a tu secta si no deseas vivir conmigo, puedo llevarte hasta ella y
vigilar cerca que siempre estés a salvo.
Ahí
Phratede le contó de su padre. El
joven escuchó ansioso todo, por fin el pasado que había buscado todo este tiempo
regresaba, estaba todo dentro de la cabeza de aquel tuerto, y entraría a la
suya pronto. Pero, poco a poco, mientras hablaba, le ganó el sueño al fuerte
militar, tuerto ya de un ojo, luego de semanas de andar sin parar. Quedándose
dormido instantáneamente en una posición poco natural, sin acabar una frase. Inconsciente
Phratedes monoftalmos se apegó a él,
y este, inconsciente se acurrucó a su poderosa pecho, el olor de Padre
sobrevivía en el cuerpo de Phratede,
los amantes siempre huelen igual y así por primera vez eracom sintió ese olor y calor alrededor de él y fue como hundirse
en una matriz tibia y protectora, una matriz masculina. Pero luego de
entregarse a ese cariño que retenía el cariño de su padre, eracom empezó a soltarse incómodo. Phratede roncaba violentamente, como una gran bestia, libre de él,
lo dejó yacer en el suelo, se sintió secuestrado. Pasivamente, vio cómo su
cuerpo se despegaba de Phratede, de su padre, de la seguridad, de su pasado
y se dispuso a partir. No vería a ese guerrero ni sabría más de su padre
nunca más, pero debía irse, tenía que salvar a Eme.
Él no sabía que su cuerpo buscaba, desde
esa noche empezó a andar incompleto en pos de lo que quería: lo imposible. No
sería en esa vida que lo encontrase.
¿Qué
puede perder más a alguien que querer lo imposible? Lo que ciertamente lo
aniquilara como ser vivo o como conciencia libre. Buscar lo imposible es
garantía de autodestrucción, pero eracom
había nacido para eso. Y demoraría una eternidad en conseguirlo. Era obvio que Phratedes monoftalmos, por más bueno que
fuera, no llenaría esa ansiedad. La buena voluntad del militar no podía hacer
nada para ayudarlo. Algunos problemas no tienen solución, y en vano se gasta la
inteligencia una y otra vez en buscar un modo de alcázar lo quimérico, lo
irracional, lo inexistente.
—Si la
razón no podía, la solución es buscar por medios irracionales —pensó eracom.
La razón solo podía dar desengaños. Con
esta idea se alejó definitivamente de Phratede,
que no había alcanzado a decirle quién era, ni su verdadero nombre, ya no importaba,
no lo volvió a encontrar en esa vida.
Así
eracom dejo la razón y se adentró en
la noche oscura de su corazón.
[1] El ATP (Adenosín Trifosfato o Trifosfato de Adenosina) es la molécula
portadora de la energía primaria para todas las formas de vida (bacterias,
levaduras, mohos, algas, vegetales, células animales) todas ellas contienen
ATP.
No hay comentarios:
Publicar un comentario