domingo, 10 de marzo de 2024

80 VIAJEROS DE LA ETERNIDAD: Un Apocalipsis Abstracto

 


Un trillón de trillones de años después…

 

L, o Herakón dentro de L, empezó el plan. Lo primero y más difícil fue dejar morir a M, ahora no debía ser difícil matar a los demás. No se vería una matanza, nada cambiaría, la humanidad en el Thecnetos solo eran símbolos, información, anti-entropía en su forma más abstracta, nada vivo dejaría de respirar. Y, sin embargo, L recorrió la pululante multitud simbólica de seres humanos que dormían en el Thecnetos, cuyo total conformaba la vida misma y sintió que esos millones de almas abstractas le hablaban y maldecían. Pero no debía ser irracional, ahora podía, en el último planeta, cumplir su deseo y purificar al universo de aquellos parásitos que lo infectaban: los humanos. Solo eran información, ni siquiera células o moléculas, solo códigos en la máquina, pero le dolía hacerlo, aún era L en parte. La vida estaba ahora en su estado más puro, sin cuerpo, sin tamaño, sin órganos ni mente, solo información, negentropía, orden termodinámico. Eso era, debajo de sus miles de formas, la vida. ¿Por qué dudaba? Vida es orden y estructura, todo lo bello es así, por eso no seduce y conmueve, es difícil matar lo hermoso por ser una expresión de la vida. Y lo abstracto también tiene belleza que seduce. Pero era una belleza helada como la de Eme.

¿Mañana ya no hubiera humanos? Se preguntaba y un llanto lo castigaba. Pero debía dominarse. Su metamorfosis lo requería. Sin el espejismo del amor, este mundo era más verdadero, pero perdía también sentido. 

En las entrañas del Thecnetos, al centro de un planeta único y minúsculo, rodeado de una eternidad vacía, la vida misma se miraba a sí misma considerando el suicidio. Sería una muerte simbólica, en la realidad material nada cambiaría, sí, pero si había algo de valor en ese mundo era la humanidad abstracta que desaparecería. Como evidencia de lo intrascendente que es la realidad y que lo verdaderamente importante ocurre en lo abstracto. 

Todo ese orden se convertiría en energía vacía, no habría vuelta atrás.

       Para ya no dudar, decidió ver a Eme en toda su maldad, en la máquina del pasado y así despertar de esa mentira que era la compasión.

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