domingo, 10 de marzo de 2024

73 VIAJEROS DE LA ETERNIDAD: El Pasado


 

Un trillón de trillones de años después…

 

Asumida su nueva personalidad, L o Herakón trabaja en el nuevo Thecnetos, pero a ratos dejaba el plan que había trazado, y se sumergía en los recuerdos de M mirándolo en el pasado: hermoso, grande, inocente, una y otra vez. Pero también veía a Eme, era el otro lado abyecto de M.

En ese mismo instante, a solas, M, el emisario, el del presente, moría. Como había muerto en el corazón de L.

 

En sus sueños de agonía veía mi llegada a salvarlo, nunca supe qué pensó de mí o si me perdonó. Solo sé que un moribundo se vuelve por primera vez consciente de su realidad, dada su vida despejada de futuro, de esperanza o de miedo, que son sentimientos que nos impiden ver nuestro presente por la promesa de lo que aspiramos a ser, nos vemos ya sin la oportunidad de cambiar, tal como somos. M supo de mi metamorfosis en Herakón. Y se supo. Y así murió consiente de que moría.

Sé que dijo mi nombre una y otra vez, hasta que su voz ya no exhalaba aire. En la tristeza de la oscuridad de un rincón del Thecnetos, M supo que el universo desaparecía. Que ni siquiera sería como un sueño vacío, solo dejaría de haber alguien que soñaba. En un segundo, sintió vértigo y desesperación y se aferró a sus últimos segundos. Abandonado rogó al destino una oportunidad más, la pidió una y otra vez, pero pasaron los minutos y su sangre se heló, quedo tan frío su corazón como era fría la arena del desierto. A lo lejos, mientras él moría, L moría también.

Yo volvía a ser Herakón, solo el amor me había desviado de mi destino y naturaleza y ahora este desaparecía.

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