domingo, 10 de marzo de 2024

76 LA GUERRA CONTRA LOS HUMANOS: La siensia del amor

 


13,8 billones de años después del inicio del universo…

Otra madrugada y eracom esperaba a Eme en los alrededores del Jardín Extraño, esperaba acabara la orgía, dominado por la ansiedad, que lo hacía respirar como un animal atrapado. Pero al último minuto quiso salvarse de esa pulsión que lo destruía. En su desesperación hizo algo increíble, algo ilógico: se arrodilló y rezo al dios contra el que luchaba para que lo liberara del amor. No sabía que el dios no tenía piedad y había inventado al amor tal y como era.  Que él mismo ere el dios, pue no hay vida sino en cada ser vivo. Es más, el dios moriría si eracom se curara de la enfermedad atávica, si la humanidad se curara de la vida. Cerca del edificio, llegada la hora, vio venir una figura como la de una fiera buscando a su víctima, su corazón salto en dolorosas palpitaciones, mezcla de miedo y esperanza, y también de arrepentimiento, era ya un adicto.

Pero descubrió que la forma que veía era escueta y alta. Sorprendentemente, la figura que se dibujó a sus ojos rojos de desvelo, era la de un joven polvoriento y racional: Ahelos. Y lo acompañaba un hombre grandote pero manso y casto: Milo, y también el pequeño androide Dag. Ya cerca se miraron con ojos iguales de hombres que en su corazón eran semejantes. Ahelos apoyo su elegante brazo sobre el hombro del joven sin nombre.

—¿Por qué has dejado la secta? Tenemos problemas, algo nos está atacando.

—Por qué solo un hombre feliz puede luchar por la felicidad de los otros. Yo ya no lo soy.

—Aunque no seas feliz hoy, debes luchar por tu felicidad de mañana.

—Yo no lo seré nunca.

Ahelos se llenó de compasión impotente.

—Este es mi nuevo graduado, Milo, es casi mudo y sordo, pero sabe leer los textos antiguos y escribir. Por su fuerza física le pedí que me ayude a venir a este lugar tan peligroso. Sé que has enfermado. Debes detenerte.

eracom se conmovió, le parecía tan patético ese grupo de subversivos que querían cambiar ese mundo con gente así de simple como Milo. Ese grupo quería sublevar, independizar al hombre de la vida. Pero eracon había sentido toda la fuerza que esta tenía.

—Transhumano. Ser. Es no. Querer vivir. Volver. Nosotros. Amigos —dijo Dag todo lleno de tierra.

—¿De qué estoy enfermo?

—De biología. Eres ahora más creyente que Anthonio y los sacerdotes de la doctrina del dios. Creo que en ti, se libra la batalla que esperábamos, y a ti, mi mejor pupilo, es a quien ataca con más fiereza el dios, eres un siervo de la vida. Domina tu mente. La vida esclaviza al hombre. Sálvate de la vida —dijo Ahelos fraternalmente, el torvo Milo parecía no entender nada, pero miró triste a eracom.

—No sé qué me pasa. Solo deseo salvarlo. Ahelos quedó atónito al escuchar algo tan absurdo.

—Dime que sientes en lo más profundo de tu mente.

—Deseo.

—¿De qué?

—De una persona, no solo de su cuerpo. Quiero ser parte de él y que él sea enteramente mío.

—¿Que estás dispuesto a sacrificar por obtenerlo?

—Todo.

—Te diré que no deseas su mente, ni él la tuya, para él eres solo una cosa. Y también él para ti es una cosa. Te ayudaré a salvarte. Y creo que, a salvarnos, hay frente a ti dos caminos, uno es entregarte a ese deseo orgánico, el otro salvarte con nosotros siendo libre de tu carne. Ya te enseñé que puedes hacerlo. Este camino te llevará a la muerte y a la de nuestra raza —con estas palabras Milo parecía aguzar sus sentidos para entender siquiera algo—. El otro a la vida, a la vida eterna, no del dios, la nuestra, a dejar de ser un organismo dominado por un programa. Abandona todo deseo.

—¿Esa es nuestra raza?

—Sí, ahora lo sabes. Es prematuro, pero no veo otro modo de salvarte que revelártelo —agrego Ahelos mientras Milo los miraba con sus ojos algo extraviados pero inocentes.

—Mi mente ya ha muerto. Solo tengo sentimientos. ¿Eso es ser un nuevo hombre?

—Aún no debería decírtelo, pero estás en grave peligro. Hace tiempo naciste como un miembro una especie que debe sustituir al Homo sapiens sapiens, tú y yo ya no somos parte de esta humanidad. Ni de la vida. Y si vas a amar a alguien debe ser igual a ti. Eres un Homo sapiesn thecnesies, un transhumano. 

—Hablas con toda seguridad, pero tú mismo harías lo que yo hago si vivieras lo que yo vivo.

—Es verdad, estoy en un lugar que me permite ayudarte. Permítemelo.

—¿Cómo sabes que es realmente lo bueno para mí o para la humanidad? Por qué hablas con tanta certeza de todo. Yo no estoy seguro de nada.

—Por qué la gente nace como si ya hubiera vivido muchas vidas y es así. Es la memoria evolutiva que han aprendido las generaciones, ese saber ya está en los nuevos hombres que nacen, y aún más, te diré que todos nacemos de nuevo, pero olvidamos siempre quienes fuimos. Pero lo que aprendimos en esas otras vidas lo conservamos. Nadie nace ignorante. Pero tú pareces realmente haber olvidado todas tus otras vidas. Y por eso eres tan incompetente en esta, en algún momento deseaste dejar de ser tú. Hay dos personas en ti, luchando por ser.

—Pero yo no recuerdo nada, ni nada de lo que aprendí me sirve ahora. ¿Quién soy?

—Nadie mejor que tú lo sabe, pero quieres olvidarlo.

—Quienes son Uds. realmente.

—Somos el futuro.

—Yo soy solo el presente.

—El presente es minúsculo, somos seres de la eternidad y así debemos vivir, debes suprimir esas emociones atávicas en ti. Son fuertes, lo sé. Mientras más primitivas más fuertes. Nuestro deber es ser subversivos contra la vida.

—Si arranco el más profundo motor de mi vida, ¿seguiré siendo yo? temo que la libertad es nada. Un pájaro por ser pájaro desea la libertad solo para ser pájaro, es decir, es esclavo de su naturaleza. Si deja de desear ser pájaro no tendría un norte. Sería nada. Yo solo deseo amar a Eme.

—El amor, como la sciesia es una relación entre 2 cosas[1]. No de una cosa a solas. Deseas algo imposible. No eres eso que él desea. Morirás en este camino. Dejar de ser humano es dejar de temer morir, la humanidad no está preparada para esa verdad, pero sí la trans-humanidad, un día lo seremos y extinguiremos a los humanos. Seremos eternos, no la vida, esa cosa abstracta, sino nosotros, los individuos. Para ser eternos debemos matar la vida.

—Tus sueños parecen una pesadilla.

—Pesadilla es tu vida actual querido muchacho, atado a un cuerpo, al tuyo y al suyo, odiado por una mente, pero el cuerpo es un medio, no un fin. Amor y deseo son lo mismo: una triste enfermedad incurable y mortal.

—¿Y la humanidad es una enfermedad incurable también verdad?

—Sí— dijo Ahelos—, pero nosotros la curaremos y haremos que el hombre sea perfecto. Hay una guerra entre la razón y el instinto, entre el hombre y el mono y el vencedor debe pasar a cuchillo al vencido o morirá eventualmente, luego hade volar a las estrellas. Tú ahora estás en las filas enemigas. Enemigas de ti mismo. El verdadero enemigo son los genes. Nuestro contrincante es la vida.

El tosco y alto Milo no pudo contener una minúscula sonrisa, luego siguió mirando la nada como si no notara esa extraña conversación. El joven eracom sea abalanzó sobre Ahelos y abrazó su delgada y elegante figura.

—Llévame con Uds. Deseo ser libre. Sálvame.

—No, debes liberarte solo o no sería verdadera libertad. Sería un secuestro.

—No me dejen, por favor, no podré salvarme a solas.

—Serás libre. Podrás escapar a tu libertad, confía.

—Soy más ser vivo que nunca.

—Si es así, debe comprometerte con eso. Y luchar contra nosotros.

—¿Quiénes son Uds.?

—Una especie artificial nacida de la vida y enemiga de ella. Los trans-humanos. Tú eres uno de nosotros. Yo soy solo un pastor y tú, dado que eres ahora más fervoroso que Anthonio deberás unirte a él, antes de volver con nosotros.

Ahí eracom abrazó con cariño a su antiguo amigo, ahora su enemigo.

—Nos volveremos a ver. Te dejo a Dag. Sé que no te es posible entenderlo, pero él me contará de ti —dijo Ahelos y se fue lentamente con Milo, cuya robusta espalda se encorvaba mirando al suelo, eracom gustó en su corazón las palabras de su amigo. Empezaba su lucha por ser libre ese día. El dios empezó de nuevo a enfermar dentro de él. Eso tomaría tiempo, por ahora podría permitirse pensar días y noches en Eme. Pero pasaron las semanas y este no aparecía.

—Amor. Este. Conocer. Lengua de dios. Milo no est amicus. —dijo Dag.



[1] Sujeto cognoscente y objeto conocido.

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