jueves, 7 de marzo de 2024

71 LA GUERRA CONTRA LOS HUMANOS: Leno

 

13,8 billones de años después del inicio del universo…

 

Otra vez cerca al Jardín Extraño eracom encontró de nuevo al Leno Hans Hahn, charlaba o planeaba algo con Eme. Al verlo, Hans Hahn los dejó solos. No sin dejar de hacer un cínico e incomprensible gesto que solo entendió Eme. Y con el que este sonrió.

       eracom sintió que ellos debían conocerse muy bien y le dio celos la intimidad entre ambos. Hans Hahn era un heterofílico nato, pero extrañamente odiaba a las mujeres. En el fondo quería su amor, pero esa especie lo buscaba solo por placer, esa raza solo conocía el goce que es felicidad a corto plazo, Hans Hahn buscaba algo más que a largo plazo, buscaba algo eterno, con lo que ni siquiera nadie soñaba. ¿Qué se podía esperar de una especie que había sido derrotada y estaba al borde de la extinción? Solo los seres puros y sanos pueden amar. El amor es un camino bioquímico de 4 pasos, en que gradualmente el cuerpo cambia para amar cada vez más profunda y sensiblemente, los dañados, los psicópatas, los destruidos moralmente, los casi borrados por la involución llegaban solo al primero: el deseo. Todo grupo segregado es así.

—No te engañes, es un homicida —dijo Eme— y mi mejor amigo —dijo mintiendo de nuevo—, pero aun siendo el rufián de todos, tiene una rara extravagancia, está enamorado platónicamente y todo lo que hace lo hace para lograr lo que sueña, que es imposible. Ese es su lado más bello, pero hay otro lado oscuro… como en todos nosotros, también en ti.

Se rumoreaba que Hans Hahn, de vez en cuando, luego de satisfacerse, las mataba y no era el único. Crímenes en aquel lugar pasaban desapercibidos. No era raro, lo raro era la increíble crueldad, el ensañamiento y odio al mismo cadáver. Se trataba sin duda de infinito desprecio a lo infinitamente inferior y considerado por ello, infinitamente malo y peligroso. Hans Hahn odiaba, como los demás, el deseo que sentían por él. Y en esa niñez sistemáticamente abusada, como la de Eme, Hans Hahn perdió la esperanza de ser amado al mismo tiempo que desarrollo un apetito insaciable de amor. 

—Tu amigo es un monstruo —dijo eracom.

—No gana nada con esas muertes. Pero hace el amor maravillosamente.

       eracom sintió otra vez ese terror al escuchar esto.

—Tú sabes, no hay secretos en este mundo.

Eme miró el alivio parcial en la cara del joven sin pasado y luego agregó:

—Aunque yo no necesito que me lo cuenten.

       Mientras en eracom se retorcía en el malestar que le causaron esas palabras, Eme se acercó a él para ver de cerca su dolor y le dijo al oído.

—No debiste volver. Vete y no regreses, acá nadie espera por ti.

Incrédulo no pudo reaccionar, pero Eme lo volvió a repetir a gritos.

—¡Sigue tu camino!

       Infinito odio a lo infinitamente inferior y malo, eracom era eso para Eme, se vio yéndose de lo que tanto había buscado y vagó lejos de aquel lugar. Muy cerca la vida lo esperaba para su respectivo castigo por aquel fracaso y para obligarlo a volver.

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